Parece un trabalenguas, pero no lo es. Arbjegdsglaede es un término danés formado por las palabras Arbejds (Trabajo) y Glaede (felicidad). Podríamos traducirlo, por tanto, como “felicidad en el trabajo”. Y es que, a diferencia de lo que sucede en otros muchos países del mundo, en Dinamarca dos de cada tres personas afirman tener una alta satisfacción en el trabajo. Los datos, aportados por Eurostat, indican también que el 58% de los daneses afirman que seguirían trabajando, aunque no lo necesitaran.
¿Cómo es esto posible? En gran parte, el estado socioeconómico del país favorece este bienestar laboral. Pero es innegable que también hay un componente cultural. Y de eso, precisamente, nos habla Meik Wiking en su libro Hygge Work: Cómo encontrar la felicidad en el trabajo y en la vida cotidiana. Todo pasa por su regla de los tres metros, que puedes empezar a aplicar en tu día a día para cambiar tu relación con el trabajo. ¿Quieres saber de qué se trata?
La regla de los tres metros
Para Wiking, la clave de la felicidad en Dinamarca reside en la regla de los tres metros. Aunque puede que por estos lares no nos suene de nada, son muchos los daneses que la practican en su trabajo. De hecho, en los jardines Tívoli de Cophenague es la normal, y todos los empleados, desde presidente hasta camarero, deben cumplirla.
Pero ¿en qué consiste la regla de los tres metros? Es muy sencilla. Consiste en imaginar que a tu alrededor dibujas un círculo de tres metros de diámetro. Todo lo que suceda dentro de ese círculo, es tu responsabilidad.
Se trata de hacerte responsable de lo que sucede en tu entorno, pero poniendo un límite claro a esa responsabilidad. Y en este equilibrio, según Wiking, reside la verdadera felicidad en el trabajo.
Puede que te suene contraintuitivo, pero la regla de los tres metros tiene una explicación lógica que la sustenta. Esta norma para ser feliz se fundamenta en la autonomía. Gracias a ella, eres dueño de ese círculo de tres metros de diámetro, lo que te permite empoderarte, asumir tu trabajo con responsabilidad e independencia.
En ese espacio tu jefe no debe vigilarte, tú eres la única responsable de todo lo que suceda dentro.
Busca tu felicidad en tu trabajo
La regla de los tres metros forma parte de una filosofía mucho más grande. Wiking explica que “tu felicidad en el trabajo es tu responsabilidad”, por lo que en realidad esta norma nos obliga a asumirla. Solo podemos ser felices si nos empeñamos en serlo.
No puedes esperar que sean tus compañeros o tu jefe quien te garantice la felicidad en el trabajo. Debes ser tú quien dé el primer paso, quien provoque el cambio.
Por supuesto, no se trata de caer en el positivismo tóxico, en hacer todas las tareas de tus compañeros o pensar que “puedes con todo”. Esto no te ayudará en absoluto. Se trata de asumir un área de responsabilidad controlada.
Consejos para mejorar la satisfacción en el trabajo
Siguiendo con esta idea, Wiking nos recomienda tres hábitos que debemos adquirir para cultivar la felicidad en el trabajo. Te contamos cuáles son para que puedas aplicarlos y mejorar tu vida laboral.
Da los buenos días
Puede parecer un consejo superficial, pero no lo es. Wiking define el saludo adecuado como “unos buenos días de nivel 5”. Se trata de saludar a tus compañeros por la mañana de forma cálida, alegre y amigable.
Recomienda mirar a los ojos al saludar, y demostrar, con el gesto y con las palabras, que te apetece pasar el día junto a tus compañeros. Prueba a hacerlo y verás que tu relación con tus compañeros de trabajo mejora considerablemente, incluso con aquellos con quien no tienes mucho feeling.
Ejercicio de gratitud
Wiking, al igual que otros muchos gurús de la felicidad, considera que la gratitud es parte esencial de la satisfacción personal. Es por eso que recomienda a sus lectores agradecer todos los días por lo bueno que tiene su trabajo.
Al acabar la jornada, antes de salir de tu centro de trabajo y olvidarte de tu vida laboral, da las gracias por tres cosas buenas que hayan sucedido durante el día. No tienen por qué ser sucesos importantes. Basta con ese momento de charla con tu compañera, el sabor del café o la brisa agradable que entraba por la ventana. Lo importante es conectar con la gratitud.
Celebra tus victorias
Para acabar, el experto aconseja celebrar aquello que sale bien, cada pequeña victoria, con el entusiasmo que merece. Debes aprender a celebrar lo que puedes aportar a tu trabajo, las cosas que haces bien, para sentir que lo que haces tiene un sentido y una dirección.