Aunque aún no lo parezca, estamos en otoño. Se acerca el momento de desenfundar los edredones, chaquetas y abrigos con los que protegernos de los primeros fríos.
Es por tanto buen momento para preguntarnos qué hay detrás de estas prendas y consumir de forma responsable evitando aquellos componentes que supongan maltrato hacia los animales.
Hablemos de la industria de las plumas, tal vez menos conocida pero no por ello menos cruel.
Y es que aunque desde los años sesenta tenemos en el mercado una amplia oferta de textiles sintéticos, ligeros y cálidos, aún se crían patos y gansos para obtener su plumaje en todo el mundo.
Los gansos y los patos son animales sensibles e inteligentes que siguen sorprendiendo a la ciencia con sus capacidades. Estudios recientes han concluido que durante la fase de “impronta” en la que los polluelos reconocen a sus madres, los patitos bebés pueden tomar decisiones abstractas.
Estos descubrimientos han llevado a incluir a los patos en la reducida lista de especies capaces de aprender rápidamente los conceptos de 'igual' y 'diferente', en la que hasta ahora solo figuraban animales como los simios, los loros o los cuervos.
También son conocidas las complejas redes colaborativas que establecen estas aves entre sí, considerándose a los gansos y sus estrategias para la supervivencia en grupo uno de los mayores ejemplos de trabajo en equipo que encontramos en la naturaleza.
Por ejemplo, cuando un ganso enferma o sufre una herida por disparo, dos de sus compañeros se salen de la formación y lo acompañan para apoyarlo y protegerlo, quedándose con él hasta que esté nuevamente en condiciones de volar o hasta que muere.
Sin embargo, en las granjas industriales estos animales son privados de todo estímulo y de cualquier posibilidad de desarrollar sus comportamientos naturales.
5 motivos para rechazar los rellenos de plumas
Vamos a descubrir 5 razones para rechazar las plumas y ponernos del lado de estos increíbles animales:
1. Son desplumados vivos
Este proceso conocido como “desplume de animales vivos” o “live plucking” ha generado un gran debate social por el enorme sufrimiento que provoca a los animales.
El plumón y las plumas son arrancados a toda velocidad de su sensible piel mientras son inmovilizados por los trabajadores, lo cual les provoca enormes heridas y desgarros en la piel, que suelen ser cosidos posteriormente sin anestesia. Los animales gritan y se retuercen de dolor, por lo que en ocasiones los operarios incluso se sientan sobre el cuello de los animales para que no puedan escapar.
Generalmente viven este procedimiento hasta cinco veces antes de ser enviados al matadero.
2. Usan 7 aves para un abrigo de plumas
Para fabricar un único abrigo relleno de plumón o plumas se necesitan 7 aves aproximadamente, y es que un solo ganso produce tan solo 60 gramos de micro plumas y plumón.
¿Te imaginas cuántos animales han de ser sometidos a este enorme sufrimiento para producir el relleno de todo un edredón?
3. Vinculado a la industria del foie gras
Al comprar productos con rellenos de plumas o plumón, también estamos financiando la terrible industria del foie gras, ya que los granjeros que crían aves para la producción de foie y carne, obtienen un ingreso extra vendiendo sus plumas también.
En el matadero estos animales no siempre son correctamente aturdidos, por lo que muchos están aún conscientes cuando son degollados y arrojados a los tanques de agua hirviendo para ser desplumados.
4. Hacinados y sin atención veterinaria
Los patos y gansos en las granjas industriales viven hacinados en oscuras naves donde permanecen en contacto constante con el resto de animales o con los barrotes de las jaulas, lo que les genera heridas y deformaciones en las patas.
Cuando enferman o sufren infecciones (sobre todo en los ojos debido a la insalubridad de las condiciones higiénico sanitarias de las granjas) no suelen recibir atención veterinaria, ya que resulta más barato para los granjeros dejarlos morir que pagar los costes de atención médica que necesitan los animales.
5. El engaño de la “producción responsable”
A partir de la investigación realizada por la organización PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) en 2012 y que sacó a la luz la crueldad del método de desplume de aves vivas, la industria sufrió una importante pérdida de confianza por parte de sus clientes, por lo que se generaron estándares internacionales como la “Non Live-Plucked Products Guarantee” (Garantía de productos que no son de animales desplumados vivos) y el “Responsible Down Standard” (RDS) (Estándar de plumón responsable) que aseguran que el plumón es “responsable” y que “no se desplumó a animales vivos”.
Sin embargo, recientemente PETA y PETA Asia volvieron a investigar en granjas vinculadas con algunas de estas compañías certificadas encontrando la misma crueldad aterradora para los animales.
En declaraciones de un representante de la propia industria obtenidas durante estas investigaciones: “Nosotros publicitamos que el desplume ocurre después de la matanza, nadie se atreve a comprarlo si dices que son desplumados vivos”.
¿Qué podemos hacer para ayudar a estos animales?
Muy sencillo: decir "no" a los productos fabricados con plumón o plumas naturales.
Tenemos a nuestro alcance multitud de tejidos sintéticos libres de crueldad con los que pasar un invierno bien abrigado, mira bien las etiquetas y elige la solidaridad con los animales.
Porque ellos necesitan sus plumas y de nuestras elecciones dependen sus vidas.