El tomate casi es sinónimo de dieta mediterránea, al igual que el aceite de oliva. Forma parte de nuestras ensaladas más apetitosas, esas que en verano no pueden faltar en ningún menú. Y también de uno de nuestros platos estivales por excelencia: el gazpacho. O el salmorejo, que le está ganando terreno este últimos años.
Fíjate que todas estas preparaciones, y muchas más, son a base de tomates frescos y sin más preparación que trocearlos o batirlos. No necesitan más porque el tomate es todo sabor y un gran sabor. Por eso hemos de cuidar su conservación. La nevera no es el sitio más adecuado. Tampoco pasa nada si los tienes ahí, pero pierden parte de su sabor con un frío extremo.
Los podemos dejar un rato para que se refresquen, si la temperatura ambiental es muy alta. Pero no deberían estar días en la nevera solo para que se conserven. Si quieres que te duren, hay otra forma efectiva de conservarlos.
qué aportan los tomates en la dieta
Si te planteas por qué has de tomar tomates frescos cada día, no tienes más que hacer un repaso de los numerosos estudios médicos que han analizado sus propiedades y las evidencias científicas de lo adecuados que son para la salud.
- Cuidan tu figura. Son uno de los alimentos que van a evitar el sobrepeso. Sacian, tienen muy pocas calorías, mucha agua y fibra, están llenos de nutrientes y son básicos en una dieta equilibrada.
- Anticancerígenos. El tomate es rico en licopeno, un antioxidante que protege las células. Evita el envejecimiento prematuro y ayuda a prevenir la aparición de problemas en el ADN de la célula que hagan que se multipliquen sin control; es decir, que se conviertan en células tumorales.
- Salud cardiovascular. Los antioxidantes también ayudan a mantener los vasos sanguíneos saludables al reducir el colesterol malo. Como bien sabes, es una manera de protegernos de accidentes cardiovasculares como el ictus y el infarto. Y además, contribuye a regular la presión arterial.
- Fortalece las defensas. Sus contenidos en vitamina C ayuda al sistema inmune.
- Diurético. Tiene una gran cantidad de agua y nutrientes que evitan la retención de líquidos y ayudan a eliminar toxinas.
¿Cuáles son los mejores tomates?
España es uno de los mayores productores de tomates. Un producto que se consume en todo el mundo. La cantidad de variedades es inmensa. Solo en España hay una treintena de variedades de consumo frecuente. Cada cierto tiempo aparece un nuevo injerto que se comercializa con éxito. Cada variedad es más adecuada para un tipo de recetas u otras.
Las variedades más carnosas suelen ser más adecuadas para ensaladas. Las que tienen más agua son las preferidas para las salsas, los gazpachos y sopas. Entre las variedades más conocidas tienes:
- Tomate pera: característico por su forma alargada. Es muy versátil, tanto para ensaladas como salsas.
- Cherry: un tomate muy característico y pequeñito, que da juego en ensaladas, aperitivos y acompañamientos.
- Canario: el nombre le viene de su origen. Rojo y redondo, se usa comúnmente en ensaladas y sopas.
- Corazón de buey: son de gran tamaño y con pocas semillas. Es de los mejores para rellenarlos. También se presenta en rodajas en la ensalada caprese.
- Margoble: es el más utilizado para gazpacho. Si te imaginas un tomate típico suele ser este. Es de los más vendidos.
- Tomate de colgar: pequeño y muy popular en el área mediterránea. Con el se frota el pan en el tradicional plato catalán, porque tiene mucha pulpa y poca agua.
Cuáles son los que se conservan más
Los tomates que se conservan mejor y durante más tiempo son los que tienen una piel más gruesa y una menor cantidad de agua. El ejemplo típico es el de los tomates de colgar. Otros de los que suelen tener mayor durabilidad son el tomate pera y los Cherry.
Las razones por las que se estropean más los tomates es porque pierden parte de su líquido. De ahí que resulta útil mantenerlos en un ambiente fresco.
En una nevera a baja temperatura sería lo ideal. Lo que pasa es que casi todas las neveras los enfrían demasiado, incluso si los ponemos en el cajón de abajo, en el cajón de la verdura, una zona que en principio es la menos fría.
Cada cierto tiempo aparecen nuevas variedades de tomate. Los agricultores realizan injertos buscando más durabilidad, resistencia y nuevas texturas. Hace pocos años apareció el kumato, que es especialmente adecuado para consumir frío sin perder sabor.
No obstante, la mayoría de los tradicionales, es mejor tenerlos a temperatura fresca, no fría. Veamos cómo conseguir conservarlos.
El truco para conservarlos más tiempo
La humedad se les va por el rabito que tienen en la parte de arriba, el pedúnculo. Son los restos de la rama que los unía a la planta tomatera.
Se van deshidratando y se quedan secos y arrugados. Eso hace que pierdan frescura y sabor.
De todas formas, no te preocupes porque te vamos a dar un truco que puede parecer absurdo, pero después de lo que te hemos explicado le encontrarás la lógica.
- Basta con que los coloques boca abajo para que el pedúnculo quede tapado. Si el rabito tiene una forma irregular, recórtalo para que quede plano y toque el suelo completamente.
- Otra solución más eficaz es tapar el pedúnculo con una cinta aislante, que se pegue y no deje salir la humedad.
- No olvides dejarlos aparte. Lejos de frutas, como el plátano o la manzana, que desprenden un gas por su pedúnculo, el etileno, que aceleran la maduración de las verduras y frutas que les rodean.