Los productos de todo tipo contra el estreñimiento son los más vendidos en farmacias y herbolarios. La gran mayoría actúan estimulando el tránsito intestinal.
Ahora bien, el ritmo de ese tránsito es diferente para cada persona: la media es de 18-24 horas, aunque hay quienes tienen naturalmente un ritmo más lento, de cada 2 o incluso 3 días.
Si la eliminación es cómoda, sin necesidad de pujos exagerados, no se considera estreñimiento.
En muchos casos la dificultad no se encuentra en el tránsito, que puede ser más o menos rápido según la persona sin que ello suponga un problema. La dificultad se encuentra en el acto de la eliminación: las heces han llegado a su destino en su debido tiempo y forma (nunca mejor dicho), pero hay dificultades para la expulsión.
El recto, la porción final del tubo digestivo, suele estar vacío, pero generalmente después de desayunar recibe contenido para su eliminación. Se distiende, se dilata y eso produce la sensación de ganas de ir al baño.
La primera "llamada" es la más eficaz para que la eliminación sea fácil y completa. Todo el mecanismo está avisando de que está en condiciones óptimas para realizar la tarea con diligencia.
Si desatendemos esa primera llamada, la sensación de necesidad desaparecerá. Las heces quedarán retenidas o almacenadas en el recto (algo poco recomendable) y, cuando su volumen de nuevo aumente, las ganas, con su nueva "remesa", reaparecerán.
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Cómo combatir el estreñimiento de forma natural
Las prisas de la mañana hacen a menudo que, desde pequeños, no atendamos esa llamada. Esta, ignorada, deja incluso de aparecer y salimos de casa sin las tareas hechas. Los baños ajenos no nos parecen cómodos y esperamos la vuelta a casa, a veces al final del día.
La eliminación por la tarde es entonces costosa. Las heces retenidas se han deshidratado y la musculatura, al haber retenido las heces (o gases) en el recto, ha estado todo el día activa y no encuentra ya fácilmente el estado de relajación necesario para dejar paso.
Se genera así un estreñimiento muy común cuyo origen está en la parte ano-rectal, en la parte posterior del suelo pélvico. En los casos extremos las personas que lo padecen cierran, sin darse cuenta, la musculatura en el momento de la eliminación en lugar de relajarla. Realizan entonces pujos de expulsión muy intensos que son la causa más común de maltrato al suelo pélvico.
Se habla a menudo de la necesidad de reforzar el suelo pélvico para fines diversos, pero muy poco de la conveniencia de aprender a relajarlo al ir al baño. Igual que se tensan los hombros ante el estrés, también lo puede hacer el suelo pélvico y ser incapaz de soltarse para "dejar salir".
Ser un animal de costumbres
Ser animales de costumbres juega a nuestro favor cuando se trata de reinstalar el hábito de dedicar tiempo y atención a la "llamada de la caca" por las mañanas y restablecer la armonía en este importante proceso cotidiano. Se puede hacer y merece la pena.
Este proceso es, en realidad, una reeducación sensorial, pues se trata de adquirir el hábito de escuchar e interpretar las señales enviadas por nuestro sistema digestivo. Estas sensaciones nos indican que ha llegado el momento de poner de nuestra parte: dejarlo todo e ir al baño para autorizar la "salida".
Los ejercicios propuestos, inspirados en el método Periné y Movimiento de Blandine Calais- Germain, son sencillos, pero te pueden ser de gran ayuda para estimular e identificar esas señales: tu salud, humor y bienestar saldrán ganando en muchos aspectos.
Ejercicios para tratar el estreñimiento y evitar el dolor