Con la llegada del otoño las temperaturas descienden lo suficiente como para que las caminatas por el campo se conviertan en una experiencia agradable y revitalizadora. Si estás buscando un lugar donde perderte y reconectar con la naturaleza, nada mejor que un hayedo antiguo.  

En los bosques de hayas la vida rebosa por los cuatro costados y, en otoño, las hojas cambian de color hacia los cálidos rojos, amarillos y anaranjados. Entre los árboles encontrarás una calma y una belleza incomparables.

Por fortuna, en España contamos con hayedos espectaculares, algunos de ellos hayedos centenarios muy bien conservados. Son bosques dominados por el haya (Fagus sylvatica), de la familia de las fagáceas, como las encinas o los castaños. En estos bosques puedes encontrar otros árboles maravillosos, como los abetos (Abies alba), los acebos (Ilex aquifolium), los tejos (Taxus baccata), los fresnos (Fraxinus excelsior), los tilos (Tilia platyphyllos) y los arces (Acer spp).

Normalmente, se sitúan entre los 800 y los 1.500 metros sobre el nivel del mar en suelos frescos. Los hayedos son bosques más bien sombríos, ya que el haya proyecta una sombra muy profunda, pero siempre se filtran rayos de sol que iluminan las hojas en tonos ocres y dorados. En los hayedos te inspirarás y encontrarás material para hacer unas fotos increíbles.   

En Cuerpomente hemos seleccionado cinco hayedos imprescindibles con árboles impresionantes en los que podrás relajarte y beneficiarte de los efectos positivos de darte un baño de bosque otoñal sumergiéndote entre árboles centenarios.

1. Hayedo de Tejera Negra (Guadalajara)

Tejera negra
Flickr. Carmelo Peciña (CC)

Situado en el municipio de Cantalojas, está integrado en el Parque Natural Sierra Norte de Guadalajara. Es uno de los hayedos situados más al sur de Europa. Fue declarado en 2017 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Los ríos Lillas y Zarzas, que tienen su origen al pie del pico de La Buitrera, lo nutren. El bosque se desarrolla en dos valles rodeados por elevadas y afiladas crestas de roca.

Al pasear entre sus árboles creerás que has entrado en un cuento por sus colores, el musgo en el suelo y los silencios. Además, crecen robles melojos, pinos silvestres, tejos, acebos, serbales y abedules. Con un poco de suerte, te podrás llevar a casa algún Boletus edulis y, en la cámara, el vuelo de un águila real.

2. Selva de Irati (Navarra)

Selva de Irati
iStock

Repartido entre el norte de Navarra y los Pirineos Atlánticos en el suroeste de Francia, encontramos la Selva de Irati, hayedo de grandes dimensiones y uno de los mejor conservados de Europa. Se trata de la mayor masa forestal de Navarra.

No solo podrás ver hayas, la Selva de Irati es un bosque que sirve de hogar para una gran variedad de fauna: ciervos, corzos, quebrantahuesos o águilas reales, entre otras muchas especies. Uno de los accesos más bonitos es desde el precioso pueblo de Ochagavía, en Navarra.

 3. Valle de Ordesa, bosque de las hayas (Huesca)

Valle de Ordesa
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Forma parte del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, declarado también patrimonio de la humanidad por la UNESCO. El parque es conocido como el corazón de los pirineos y el bosque es su alma. Recibe una media de más de 600 000 visitantes al año. 

Puedes realizar el sendero que sale de la Pradera de Ordesa para atravesar el bosque y salir a los pastizales cercanos al Circo de Soaso, donde se encuentra la impresionante cascada Cola de Caballo. 

4. Hayedo de la Pedrosa (Segovia) 

Hayedo de Pedrosa
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El hayedo de Pedrosa, en Riofrío de Riaza, destaca por las hayas corpulentas e impresionantes. Está situado en el lado norte del macizo de Ayllón, a 1.430 metros de altitud y posee una extensión de 87.175 hectáreas. Es importante mencionar que, debido a sus características de terreno, su buen estado de conservación y su belleza, este hayedo ha sido incorporado a la Red Natura 2000 como un espacio natural de alto valor ecológico.

5. Parque natural Saja-BesaYa (Cantabria) 

saja besaya
Flickr. Felipe cuenca Díaz (CC)

La cuarta parte del Parque Natural Saja-Besaya, el más extenso de Cantabria, está ocupada por el bosque de hayas. Es hogar para 120 especies de aves y mamíferos como el ciervo, el corzo, el zorro, el jabalí, la nutria, el lobo e, incluso, el oso pardo.  

Puedes recorrer uno de los dos caminos que salen de la Campa de Ucieda, a 11 km de Cabezón de la Sal, que se adentran en el hayedo. Allí comprobarás por qué se le llama el bosque encantado entre el murmullo de los arroyos, cruzando los puentes de madera cubiertos de musgo y escuchando los cantos de los urogallos o la berrea de los ciervos, que ocurre cada mes de octubre. 

Si estás en el Parque Natural Saja-Besaya aprovecha para visitar Bárcena Mayor, un pueblo lleno de encanto e historia.

Estos son solo cinco, pero en España gozamos de muchos más bosques de hayas. No podemos mencionarlos todos, pero no queríamos olvidarnos de las maravillosas hayas que viven en el País Vasco, por ejemplo en el hayedo de Otzarreta o en el de Altube. Asturias también es una región afortunada con el hayedo Orléel bosque de Hermo.

Un entorno ideal para practicar el baño de bosque 

Visitar alguno de estos bosques es una experiencia que todos en algún momento deberíamos vivir. No solo podrás ser testigo de una belleza natural muy especial, sino que también puedes practicar un “baño de bosque”. 

Esta actividad, que consiste en sumergirse con todos los sentidos en el bosque para conectar de manera consciente con la naturaleza, produce un beneficio general sobre la salud y ayuda a recobrar el equilibrio, reducir la ansiedad y reforzar el organismo. 

Por último, cabe hacer un apunte de concienciación. Cada vez quedan menos bosques de hayas. El cambio climático está afectando a las condiciones ambientales preferidas por el haya. En su lugar crecen otras especies de árboles que se adaptan mejor a las condiciones de mayor sequedad. Además, la tala también es una amenaza. Su madera se usa para fabricar muebles, instrumentos, etc. Cuando adquieras un objeto de haya, asegúrate de que procede de bosques sostenibles con el sello FSC.