Tanto si eres una persona ordenada como si te mueves bien en el desorden seguramente estarás de acuerdo conmigo en que ordenar relaja. Un lugar ordenado ayuda a estar un poco menos en alerta, pero también el hecho de ordenar en sí, incluso aunque no sea tu tarea favorita, acaba produciendo un efecto calmante al cabo del rato. 

El orden y la limpieza son, de hecho, algunos de los hábitos que comparten las personas más felices según los expertos y el cleanfulness es el nuevo mindfulness para quienes buscan llevar su atención también a las tareas del hogar. Esto, por cierto, es precisamente lo que hacen los monjes zen en sus monasterios como parte de su práctica meditativa.

Ahora bien, que una casa esté ordenada o que nos pongamos a ordenar un espacio desordenado no significa necesariamente que vayamos a conseguir que esa casa o ese espacio transmitan paz mental. Según la especialista en orden Marina Cabrero, autora de Simplifica, ordena y decora (ed. Zenith), para que un espacio transmita paz tiene que estar en orden, pero "que un espacio esté ordenado no implica que sea armonioso para la vista ni transmita paz".


 

El feng-shui, el arte chino de crear armonía en los espacios que nos rodean facilitando el flujo de la energía o chi, lo tiene claro y por eso sus recomendaciones van siempre mucho más allá de simplemente poner orden y simplificar.

Otros expertos en orden también ponen la simplificación y el minimalismo en el centro de su estrategia para crear espacios más armoniosos que favorezcan nuestro bienestar físico y mental. Por muy ordenado que esté un cuarto abarrotado de trastos o un armario en el que ya no cabe ni un alfiler, seguramente la sensación que nos provoque al verlo no será la misma que si entramos en una habitación despejada o abrimos un armario en el que no hay riesgo de que nada se precipite al suelo a la mínima que intentamos coger algo.

Marina Cabrero se refiere a este tipo de orden ineficaz como "ruido visual" y sostiene que controlar el ruido visual es la clave para dar el salto de tener un hogar o espacio ordenado a tener un hogar o espacio que transmita paz, calma y armonía. Por muy bien colocadas que tengas las botellas de aceite sobre el mármol de la cocina, ese plástico provoca ruido visual. Lo mismo para ese envase de lavavajillas que dejas a la vista tan bien colocado. Propone, si no tienes espacio para ocultarlas, una solución tan sencilla como sustituirlas por envases reutilizables de materiales más amables y bonitos. 

La armonía no entra solo por los ojos

No es solo una cuestión estética: los materiales de los que nos rodeamos nos influyen de diferentes maneras, a través de su color, del olor, del tacto... y por eso son, precisamente, tan importantes para los arquitectos expertos en biohabitabilidad a la hora de diseñar edificios y espacios que no solo no generen problemas de salud en las personas, sino que incluso puedan contribuir a mejorar el bienestar, tanto físico como mental. 

"La clave está en los sentidos", sostienen Manuel Núñez y Claudina Navarro, periodistas especializados en salud y estilo de vida natural. Por eso, a la hora de crear un espacio que transmita paz mental, el secreto está en tener siempre en cuenta esa sencilla regla: "Hay que permanecer atentos, cultivar la vista, el olfato, el tacto, el gusto y el oído para rodearse de un ambiente positivo".

Si lo piensas, tiene toda su lógica: un dormitorio que huela de maravilla nos ayudará a relajarnos mucho más que un dormitorio que huela un poco a humedad o a humanidad, por muy diáfano y bonito que sea. En el salón nos concentraremos mejor sentados sobre un sofá de tejidos naturales que nos resulten agradables que en uno de tejidos sintéticos que se nos pegue a la piel o huela a plástico en cuanto pones la calefacción o suben las temperaturas en verano.  

Así que observa tu casa y haz este sencillo ejercicio: detente en el efecto sutil que te produce en lo más hondo cada cosa que veas, que toques, que oigas, más allá de cualquier tendencia estética o moda pasajera. Y convierte este ejercicio en tu rutina cada vez que vayas a introducir algo nuevo en casa o a tratar de mejorar un espacio.

Un ejercicio tan básico como este, de conexión con lo que te rodea, de prestar atención a las sensaciones que te produce lo que pones en tu casa, será el mejor antídoto frente a algunos de los errores más comunes que se cometen a la hora de decorar, iluminar u organizar el hogar. 

Los 5 errores más frecuentes  que provocan "ruido sensorial"

Para favorecer la paz mental en casa tienes que prestar atención tanto al "ruido visual" como a esos otros "ruidos" que pueden afectar al olfato, el texto o el oídoPuedes incluso prestar atención al "ruido" que afecta a tu inconsciente, sostienen Manuel Núñez y Claudina Navarro, porque no todo lo que nos afecta está siempre a la vista.

Estos son los errores más comunes en este sentido que apuntan estos expertos:

  • El uso de los fluorescentes y las bombillas incandescentes debería estar prohibido. La luz intermitente de los fluorescentes produce cansancio y su color frío da un aspecto enfermizo, casi cadavérico a las personas. Las bombillas incandescentes producen más calor que luz.
  • Las alfombras artificiales y las superficies sintéticas en general aumentan la cantidad de iones positivos en el aire, que tienen efecto estresante y debilitador.
  • Los muebles contrachapados, el parquet barnizado, las pinturas plásticas y los productos de limpieza emiten gases, como el formaldehído, que resultan perjudiciales para la salud. Algo que afecta a tu salud física afectará irremediablemente a tu bienestar mental. 
  • Un exceso de objetos decorativos, más que embellecer confunde. La vista no puede disfrutar de verdad cuando una multitud de estímulos llaman su atención: apreciará mejor la belleza enmarcada entre espacios vacíos que le sirven de descanso.
  • A veces, en una casa aparentemente bien ordenada, el desorden se atrinchera en un trastero o un desván. Esos rincones pueden ser un reflejo de temas pendientes y profundidades inconscientes que tememos explorar.

Los secretos de una casa agradable a los sentidos 

Prestar atención a qué te transmite cada cosa en el hogar no solo te permitirá detectar errores; será también tu mejor guía para tomar buenas decisiones y sentirte cada día más cómodo y feliz en casa. Y es que para crear un ambiente positivo es fundamental rodearse de objetos y sensaciones que resulten agradables a los sentidos: colores relajantes, tejidos suaves al tacto... Te dejamos aquí algunas pistas para que empieces a explorar:

  • Color. Es el factor que más influye en la atmósfera de un espacio, ya que los colores repercuten sobre el ánimo. El verde tranquiliza. Mirar este color disminuye la presión sanguínea y el ritmo cardiaco. El azul es otro bálsamo para la mente.
  • Silencio. Instalar ventanas con doble cristal y un buen marco es la mejor forma de reducir el ruido. El ambiente silencioso permite gozar de una música suave, el tintineo de un móvil o del borboteo del agua en una pequeña fuente.
  • Fragancia.  Hay muchos olores naturales que influyen positivamente en el ánimo y la salud. Para aromatizar la casa podemos utilizar un quemador de aceites esenciales, velas aromáticas o incienso.
  • Belleza. Contemplar objetos bellos, como un jarrón de vidrio con tulipanes blancos, produce sentimientos positivos.
  • Caricias. Los materiales naturales en muebles, suelos, alfombras y ropa de cama arropan e invitan a ser compartidos: madera sin tratar, lana, algodón ...
  • Luz. La luz natural es la mejor. Para aumentar la que entra en casa se pueden ampliar las ventanas, colocar espejos o instalar canalizaciones solares, que captan la luz exterior y la conducen hacia el interior.