El paso del tiempo es algo inevitable que deja sus señales en la piel. No obstante, todos queremos lucir un rostro lo más terso y firme posible. Para conseguirlo sin recurrir a técnicas invasivas, puedes optar por soluciones naturales que, además, resultan muy relajantes, y las culturas asiáticas saben mucho de ello.

Es el caso del kobido, una técnica de masaje japonesa que se usa para rejuvenecer la piel y para mejorar el bienestar, y que muchos conocen como el “lifting facial natural”.

¿Qué es el kobido?

El término japones "Kobido" se podría traducir como "el camino de la belleza ancestral", lo que ya nos da una idea de su importancia histórica en la cultura japonesa. Y es que esta antigua técnica japonesa de masaje facial se originó hace más de 500 años, durante el Período Edo (1603-1868).

Aunque en sus inicios el kobido estaba reservado a la familia imperial japonesa, posteriormente se ha ido transmitiendo de generación en generación como un método para mantener la belleza y la salud. Hoy en día es una técnica muy utilizada y apreciada en gran parte del mundo.

Combina diversos movimientos manuales, rápidos y lentos, que incluyen golpes, caricias y acupresión. El objetivo es estimular la circulación sanguínea, el drenaje linfático y la producción de colágeno para conseguir un aspecto más joven.

Beneficios del kobido

Mujer contemplando su rostro en un espejo
iStock Photo.Liubomyr Vorona

Además de la piel del rostro, el kobido también trabaja los músculos y el flujo de energía de la cara. Este enfoque holístico, que va más allá del simple rejuvenecimiento de la piel, tiene sus raíces en la medicina tradicional japonesa (conocida como medicina Kampo), que considera el cuerpo como un todo.

Estos son los principales beneficios que se le atribuyen:

  • Rejuvenecimiento de la piel: el kobido ayuda a mejorar la elasticidad y la firmeza de la piel, con lo que reduce signos del envejecimiento como las arrugas y la flacidez de la piel.
  • Mejora del estado general de la piel: cuando se practica de forma regular, el kobido ayuda a mejorar la textura de la piel y a oxigenar los tejidos, lo que mejora el aspecto del rostro.
  • Relajación: el ambiente y las distintas presiones que se aplican en la piel favorecen la relajación general, alivian el estrés y la tensión en los músculos faciales.

Cómo practicar el kobido

Aunque es posible realizar uno mismo algunas de las técnicas básicas de kobido, para que sea realmente efectivo conviene que el masaje lo dé un especialista formado en esta disciplina que conozca todos los movimientos y pueda proporcionar el masaje completo.

De hecho, existen muchas técnicas de kobido diferentes (algunas de ellas, complejas) y los profesionales acreditados tienen conocimientos sobre anatomía facial y pueden garantizar que el masaje se realiza de forma segura, sin lesiones en zonas delicadas del rostro, y que se adapta a las necesidades de cada persona.

Cómo es una sesión de kobido

Lo primero es elegir un buen profesional que conozca a fondo las técnicas de kobido. Las sesiones de kobido suelen durar unos 90 minutos y se realizan en una mesa de masaje.

El masaje combina movimientos lentos y relajantes con técnicas avanzadas y más rápidas, puede incluir effleurage (presión suave con la punta de los dedos), alisado, amasado, vibraciones y percudiones o palmadas. Se pueden usar aceites naturales para facilitar el deslizamiento de las manos, así como productos cosméticos específicos para cuidar cada tipo de piel.

Se presta especial atención a zonas como las líneas de expresión, las patas de gallo y el contorno de los labios.

Aunque pueden variar, por lo general los pasos más habituales de una sesión de kobido incluyen:

  • La fase de limpieza profunda del rostro es lo primero. Se trata de eliminar el maquillaje, la suciedad o el aceite para preparar el rostro para el masaje. Puede incluir también la exfoliación.  
  • A continuación, suele realizarse un masaje del tejido profundo para eliminar la tensión muscular.
  • Movimientos más suaves para relajar los músculos faciales y estimular la circulación.
  • Una fase de drenaje linfático, con movimientos más rápidos que mejoran el flujo sanguíneo y linfático y reducen la retención de líquidos, lo que ayuda a disminuir la hinchazón y las ojeras.
  • Seguidamente viene la fase más intensa, que implica movimientos fuertes y rápidos.
  • El masaje concluye con la fase de acupresión, en la que se aplica presión en puntos de energía específicos en el rostro.