No es raro descubrirnos a nosotros mismos pensando que la felicidad que sentimos viene determinada por lo que sucede. A veces, hasta nos quitamos responsabilidad de lo que ocurre en nuestra vida. “Ha sido mala suerte”, nos decimos, “hoy no es mi día”. Sin embargo, los expertos en psicología señalan que la verdadera fuente de felicidad (o infelicidad) no radica en lo externo, si no en la interpretación que hacemos de lo que nos acontece.
Entre estos expertos destaca la reconocidísima Marian Rojas Estapé, que sostiene que el optimismo y la actitud positiva son claves para tener una vida plena. “La felicidad no es lo que nos pasa, sino cómo interpretamos lo que nos pasa”, afirma la experta. Y con esta afirmación nos abre las puertas a una reflexión mucho más profunda de lo que pareciera. ¿Cómo afectan tus percepciones y pensamientos a tu estado emocional? ¿Está en tu mano cambiarlo? Te lo contamos.
La auténtica base de la felicidad
En la actualidad, no nos faltan autores y expertos dispuestos a darnos su propia receta de la felicidad. Sin embargo, hay algo en lo que muchos de ellos coinciden. La clave no está en lo que nos sucede, sino en lo que hacemos con ello. O como dice el famoso refrán: “si la vida te da limones, haz limonada”.
Lo cierto es que todos tenemos que enfrentarnos, en un momento u otros de nuestras vidas, a adversidades y obstáculos. Lo que realmente marca la diferencia es si vemos esas situaciones “en clave de problema o en clave de oportunidad”, afirma Rojas Estapé.
Y es que, para Rojas Estapé y otros tantos expertos, el optimismo no es vivir en una fantasía en la que todo es positivo, o tener tanta suerte que jamás te suceda nada desagradable o complicado de afrontar. Más bien, es una actitud consciente que te permite ver las dificultades como oportunidades para crecer.
“Si yo tuviera que definir el optimismo o la actitud positiva”, continúa la autora de Recupera tu mente, reconquista tu vida, “diría que tiene mucho que ver con cómo yo me hablo”
Controla tu voz interior
Tal como explica Rojas Estapé, la forma en la que nos hablamos a nosotros mismos tiene una influencia profunda, y demostrada, sobre nuestra salud mental y emocional. “Está científicamente demostrado que la actitud previa a muchas circunstancias de la vida influye poderosamente en el resultado”, señala la experta.
Esto sucede porque, cuando nos hablamos mal, la “corteza prefrontal se llena de grises, está menos lúcida, está menos brillante” y eso nos lleva a responder peor a las cosas. Esta parte del cerebro, a la que tanta importancia confiere Rojas en su obra, es la encargada de la planificación, la toma de decisiones, la solución de problemas y el control de los impulsos. Tenerla controlada y bien formada nos ayuda a conseguir lo que nos proponemos en la vida, evitando comportamientos tóxicos y malas decisiones.
El autodiálogo, por tanto, no solo afecta a como percibimos nuestras circunstancias. También determina cómo respondemos a ellas.
Esto nos hace pensar que el simple hecho de cambiar cómo nos hablamos puede tener efectos poderosos en nuestra forma de vivir en enfrentar desafíos. Las personas que se critican de forma constante experimentan mayor estrés y ansiedad, mientras que quienes cultivan un discurso interno positivo, incluso cuando enfrentan retos difíciles, son capaces de mantener la calma y actuar de forma más efectiva.
¿Es posible cambiar nuestra forma de percibir el mundo?
En esta charla que Rojas Estapé ofreció a la plataforma Aprendiendo juntos, un proyecto de BBVA, no solo nos explicaba la importancia del optimismo, sino que intentó recordarnos que sí, es posible cambiar la forma en la que percibimos el mundo.
La autora citaba al Premio Nobel Ramón y Caja, que afirmaba que “Todo ser humana, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”. Y en ese pequeño matiz, el “si se lo propone”, está la clave, según la experta.
Pero ¿qué es la neuroplasticidad? Tal como la define la experta en su obra, es la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse a lo largo de la vida. Esta idea, que ha sido respaldada por múltiples investigaciones científicas, plantea que podemos moldear nuestro cerebro mediante la práctica de ciertos hábitos.
Por tanto, no basta con querer ser optimista, sino que es necesario comprometerse a trabajar en ello de forma consciencia y diaria para obtener resultados. Este compromiso con el cambio es lo que permite que el cerebro se reorganice y adopte patrones de pensamiento más saludables.
Hábitos para educar a tu cerebro en el optimismo
Siguiendo el consejo de Marian Rojas Estapé, no nos quedamos solo en la teoría, vamos a la práctica. Para desarrollar esta habilidad y entrenar a tu cerebro en el optimismo, puedes poner en práctica estos hábitos:
- Identifica tu diálogo interno. “Lo primero es identificar cómo me trato”, explica la experta. “Identificar cómo hablo de mis decisiones, de mi pasado, de mi presente, de mi futuro. Empezar a visualizar cosas buenas de la vida”. Para tomar consciencia de cómo te hablas a ti misma, puedes probar a mantener un diario de pensamientos durante unos días, para luego analizar si tu autodiálogo es negativo o constructivo.
- Cambia el enfoque de tus pensamientos. Una vez seas consciente de cómo te hablas, empieza a cambiar el enfoque. En lugar de centrarte en los problemas o las dificultades, trata de buscar oportunidades. Ante cualquier situación, pregúntate, ¿qué puedo aprender de esto? ¿Cómo puedo aprovecharlo a mi favor?
- Practica la gratitud. Llevar un diario de gratitud, en el que apuntes cada noche tres cosas por las que estás agradecida, puede generar un gran cambio en tu mente. Está demostrado que es una de las herramientas más poderosas para cultivar el optimismo.
- Visualiza resultados positivos. La visualización es una técnica eficaz para entrenar la mente hacia el optimismo. Imagina cómo te gustaría que salieran las cosas en tu vida, visualízalo, y quédate con esa imagen mental. Este ejercicio refuerza en tu cerebro el hábito de esperar resultados positivos, lo que puede ayudarte a enfrentar cada reto con mayor confianza.
- Dedica tiempo al autocuidado. El autocuidado es esencial para mantener una actitud positiva. Cuando te cuidas a ti mismo, a través del descanso, la alimentación saludable, el ejercicio físico y el tiempo para actividades que disfrutes, tu mente se encuentra en un estado más equilibrado y receptivo al optimismo. Pequeños hábitos diarios de autocuidado pueden tener un gran impacto en tu bienestar general.