La igualdad no ha llegado todavía a los hogares españoles. Según una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas, el 23% de las mujeres dedica entre 21 y 40 horas semanales a las tareas domésticas, mientras que en el caso de los hombres, el porcentaje baja al 12%. La mitad. 

Estas cifras, extrapoladas a lo largo de un año, suman una enorme cantidad de horas de trabajo no remunerado para las mujeres. Aunque es imposible eliminar por completo estas tareas, sí hay maneras de ahorrar tiempo al momento de limpiar. Y quizá los hombres puedan animarse a cumplir con su deber. A continuación, te explicamos los errores que se suelen cometer y cómo solucionarlos.  

1. No aprovechar los tiempos de espera

Los productos de limpieza necesitan tiempo para actuar. Por ejemplo, las manchas de cal y otros residuos difíciles requieren remojo para ser eliminados. Intentar fregar inmediatamente sería un error, pues suele ser un proceso lento y laborioso.

Lo mejor es aplicar productos como vinagre o ácido cítrico y dejar que actúen. Mientras esperas, puedes adelantar otras tareas. Así, en un solo día de limpieza, puedes comenzar con estas tareas que requieren tiempo de espera y avanzar en otras actividades mientras los productos hacen su efecto.

2. Utilizar técnicas incorrectas

Una técnica inadecuada al limpiar puede hacer que pierdas tiempo y esfuerzo. Si solo empujas la suciedad de un lado a otro sin eliminarla, es probable que tengas que repetir la limpieza.

Cada tarea tiene su método. Una regla general es limpiar de arriba hacia abajo, empezar en seco y luego pasar a lo mojado, y remover la suciedad desde el fondo hacia adelante. Usar una técnica adecuada te permitirá trabajar de manera más eficiente y ahorrar tiempo.

3.  No tener los utensilios necesarios a mano

La gran variedad de cepillos, paños y esponjas en el supermercado puede resultar abrumadora. Tener demasiados utensilios a la mano puede ser contraproducente y solo complicará la tarea.

Asegúrate de tener a mano solo lo necesario y adecuado para cada tarea. Un consejo útil es agrupar los utensilios en un solo lugar accesible. Por ejemplo, para limpiar los marcos de las ventanas, puedes usar un trapo; sin embargo, un cepillo de dientes viejo es ideal para llegar a las esquinas más difíciles, ahorrando tiempo.

4. no Ordenar Antes de Limpiar

Ahorrarás tiempo si primero despejas y ordenas el área que vas a limpiar. Retirar objetos de superficies abarrotadas antes de pasar el paño o la aspiradora facilitará el proceso y evitará interrupciones.

Coloca juguetes, libros y otros objetos en su lugar antes de comenzar a limpiar. Esto optimizará el flujo de trabajo y hará la limpieza más rápida y efectiva.

5. No ser constante  

Si dejas pasar mucho tiempo entre limpieza y limpieza, la suciedad se acumula, volviéndose más difícil de quitar. Aunque pueda parecer paradójico, limpiar regularmente reduce el tiempo total de limpieza, pues se evita la acumulación de polvo y manchas difíciles de quitar. Además, siempre te sentirás más cómodo en un entorno limpio que en uno que se va degradando. 

La mejor estrategia es crear un plan de limpieza que se ajuste a tu rutina diaria. De esta manera, podrás mantener el hogar limpio de forma continua con menos esfuerzo.

6. NO DIVIDIR LAS GRANDES TAREAS EN PEQUEÑOS PASOS 

Intentar limpiar toda la casa de una sola vez puede ser agotador y desmotivador. Dividir las tareas en partes más pequeñas y realizarlas a lo largo de la semana te permitirá mantener el hogar en buenas condiciones sin abrumarte.

Por ejemplo, dedica un día a limpiar solo el baño y otro día a organizar el salón. Establecer un planning semanal para las tareas ayuda a crear una rutina constante y evita que se acumule demasiado trabajo. Así, limpiar deja de ser una gran tarea y se convierte en una serie de pequeños pasos mucho más manejables.  

7. NO INVOLUCRAR A TODOS LOS MIEMBROS DEL HOGAR  

La carga de las tareas domésticas no debería recaer en una sola persona. En hogares donde todos colaboran, la limpieza se vuelve mucho más rápida y justa. Asignar tareas según la edad y capacidades de cada miembro, incluidos los niños, contribuye a reducir el tiempo y esfuerzo individual.

Una buena práctica es establecer un sistema de rotación o hacer que cada persona se responsabilice de mantener ordenado su propio espacio. Además, al trabajar en equipo, no solose fomenta la igualdad, sino que también se crea un ambiente más cooperativo en el hogar.