Mantener la limpieza del hogar es una tarea constante, pero hay ciertos objetos que solemos pasar por alto y que, sin darnos cuenta, acumulan suciedad, bacterias y ácaros con el tiempo.
Aunque limpiamos a diario platos, ropa y pisos, hay otras cosas que requieren más atención de la que solemos darles. A continuación, te mostramos once elementos del hogar que probablemente lavas menos de lo que deberías.
1. Ropa de cama
La higiene en la propia cama es importante para un sueño reparador. Para dormir en una cama limpia, debes lavar tu ropa de cama regularmente.
El sudor, el pelo muerto y las escamas de piel se acumulan en la ropa de cama. El calor acogedor hace que los gérmenes y los ácaros se sientan cómodos y se multipliquen.
La mayoría de la gente sabe que hay que cambiar la ropa de cama periódicamente. Pero, ¿con qué frecuencia es ideal lavarla?
Si cambias y lavas tu ropa de cama al menos cada dos semanas, estás en el camino correcto. En verano o para personas que sudan mucho es aconsejable un periodo de tiempo más corto.
2. Almohadas y cojines
![Cojines secándose](data:image/svg+xml,%3Csvg xmlns="http://www.w3.org/2000/svg" viewBox="0 0 900 596"%3E%3C/svg%3E)
Lava las almohadas y cojines cada tres meses o más frecuentemente
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Muchas personas cambian las fundas de las almohadas con regularidad, pero olvidan lavar las almohadas en sí. Con el tiempo, acumulan ácaros, células muertas de la piel, sudor y otros residuos. Los expertos recomiendan lavarlas al menos cada tres meses.
La mayoría de las almohadas pueden lavarse en la lavadora con agua tibia y un detergente suave. No olvides secarlas completamente para evitar la proliferación de mohos y malos olores.
Por cierto, cuando hablamos de almohadas, no nos referimos solo a las almohadas que utilizamos para dormir. También es importante no olvidarse de lavar los cojines del sofá con cierta frecuencia.
3. protector de colchón
Bajo la ropa de cama se encuentra el protector de colchón. Como su nombre indica, este tejido protege el colchón del sudor, las escamas de piel y los parásitos. Por tanto, recoge estos restos y, sin embargo, a menudo se olvida o se aplaza su limpieza. Se recomienda lavar el protector de colchón al menos una vez al mes.
4. Cortina de ducha
Humedad, calidez y restos orgánicos es lo que necesitan los gérmenes y los mohos para multiplicarse. La cortina de ducha cumple exactamente estos criterios y es muy frecuente la aparición de moho en los dobladillos.
Para evitar el moho, debes lavar la cortina de ducha aproximadamente una vez al mes a por lo menos 30 ºC.
Es importante evitar el centrifugado. Después del lavado, deja que la cortina de ducha se seque completamente y luego plánchala a temperatura baja.
El planchado no cumple la función de eliminar las arrugas, sino de mantener la impermeabilidad. Si falta la impermeabilización, la cortina de ducha ya no cumplirá su función y el baño se llenará de agua después de la ducha.
Por otra parte, enjuaga el agua y ventila el tiempo suficiente después de cada ducha para que la cortina se seque cuanto antes.
5. Alfombrilla del baño
![Alfombrilla de baño](data:image/svg+xml,%3Csvg xmlns="http://www.w3.org/2000/svg" viewBox="0 0 900 600"%3E%3C/svg%3E)
Lava la alfombrilla cada dos semanas al menos
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En el baño hay otros tejidos que se lavan con muy poca frecuencia. Esto incluye la alfombrilla junto a la ducha.
Debido a la humedad diaria a la que está expuesta la alfombra de baño, sumada a las escamas de piel y cabello, los gérmenes y las bacterias se sienten como en casa.
Para mantener las condiciones de higiene en el baño, debes lavar la alfombra cada dos semanas aproximadamente a un mínimo de 60 ºC. Si se trata de una alfombra de goma, 40 ºC son suficientes. A temperaturas más altas, la capa de goma podría desprenderse.
6. Toallas
Tanto las toallas de mano como las de baño deben reemplazarse periódicamente. De lo contrario, es fácil que desarrollen olor a moho o a humedad. Al lavarse las manos, por ejemplo, puede suceder que no eliminemos todas las bacterias y luego las dejamos junto con células muertas de la piel en la toalla donde se multiplican gracias a precisamente a la humedad.
Por lo tanto, aunque la frecuencia con que se deben lavar las toallas depende del uso, en general se recomienda lavarlas, tanto las toallas de manos como las de baño, una vez por semana a 60 ºC.
7. Paños de cocina
Al igual que en las toallas, en los paños de cocina también se pueden encontrar todo tipo de microorganismos.
Si no quieres que los gérmenes se propaguen sobre los platos limpios al secarlos, debes cambiar los paños una vez a la semana y lavarlos a 60ºC.
8. Esponja para lavar platos
Las esponjas para lavar los platos son un auténtico paraíso para las bacterias y los gérmenes. Regularmente, entran en contacto con residuos de alimentos, que son una fuente de alimento ideal para ellas. El agua tibia es muy cómoda para los microorganismos.
Para evitar esto, debes lavar la esponja semanalmente en el lavavajillas, donde el agua caliente matará las bacterias.
9. Controles remotos y teclados
Los controles remotos y teclados de ordenador son de los objetos más tocados en casa, pero rara vez se limpian.
Entre las teclas pueden acumularse polvo, restos de comida y bacterias que pueden transmitirse fácilmente a las manos.
Para limpiarlos, usa un paño con alcohol isopropílico y un hisopo para alcanzar las áreas más difíciles. Es recomendable hacerlo al menos una vez por semana.
10. manetas de puertas e interruptores de luz
![Maneta de puerta](data:image/svg+xml,%3Csvg xmlns="http://www.w3.org/2000/svg" viewBox="0 0 900 600"%3E%3C/svg%3E)
Limpia las manetas con alcohol
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Al tocar las manijas de las puertas y los interruptores de luz con frecuencia, estos se convierten en superficies de alto contacto donde se acumulan gérmenes y bacterias.
Aunque no siempre los notemos sucios, estos elementos deben desinfectarse con regularidad, especialmente en temporadas de gripe y resfriados. Límpialos con una mezcla de agua y vinagre de limpieza o con toallitas desinfectantes al menos una vez por semana.
11. Cepillos para el cabello
Los cepillos para el cabello acumulan no solo cabello, sino también residuos de productos, polvo y células muertas del cuero cabelludo. Si no se limpian con regularidad, pueden volverse un foco de suciedad y afectar la salud del cabello.
Para mantener los cepillos de pelo limpios, retira los cabellos atrapados después de cada uso y sumérgelos en agua tibia con champú una vez al mes para eliminar residuos y bacterias.