El aire interior demasiado seco favorece la acumulación de polvo doméstico. Además dispositivos como las televisiones, los ordenadores o los equipos se música son verdaderos imanes de polvo porque su carcasa de plástico crea una fuerte carga electrostática.
Para reducir fácilmente la cantidad de polvo que se acumula sobre las superficies puedes aumentar la concentración de humedad en el aire. Las plantas son una buena solución para regular la humedad (también la absorben si es excesiva).
Además, si utilizas con regularidad un pulverizador que repela el polvo, te resultará mucho más sencillo limpiar la casa (bastará con barrer o pasar la aspiradora a diario y limpiar las superficies una o dos veces a la semana).
Trucos para eliminar el polvo
Existen algunos trucos sencillos que se pueden utilizar para reducir significativamente la cantidad de polvo. No solo es importante para la limpieza, sino que te ayudarán a proteger las vías respiratorias, sobre todo si eres sensible a los alergenos.
1. Mayor humedad en el aire
Una humedad adecuada en el aire no solo te permite respirar mejor, sino que evita que las partículas finas vuelen y, por lo tanto, reduce efectivamente la cantidad de polvo que llega a las superficies situadas a más altura. También se reduce el riesgo de contagio por virus que "viajan" a bordo de las partículas de polvo (aerosoles).
Evita que el aire se reseque no poniendo la calefacción a mayor temperatura de la necesaria y ventilando con frecuencia. La ventilación intermitente (varias veces al día) es más eficaz que dejar la ventana abierta durante mucho tiempo. Entra menos polvo del tráfico exterior y polen de las plantas, lo cual es importante para las personas con alergia. La ventilación intermitente también ahorra energía porque la habitación no se enfriará tanto.
2. Humidificadores y plantas de interior
Un nivel de humedad en el aire de en torno al 50% es lo más adecuado para las vías respiratorias y las membranas mucosas de la nariz y los ojos. Si es necesario, usa humidificadores en los radiadores para aumentar permanentemente la humedad, o coloca tazones de agua sobre los radiadores. Los humidificadores eléctricos son aún más efectivos y especialmente recomendables para personas alérgicas. Puede emitir grandes cantidades de agua en poco tiempo y ajustar la humedad del aire a un valor óptimo.
Las plantas de interior también ayudan a aumentar la humedad y reducen la concentración de contaminantes, por lo que son un medio natural para combatir el polvo. Son especialmente recomendables las esparmanias, el ficus benjamina, el helecho nido de pájaro y el cipero o "planta paraguas".
Pulverizador antipolvo
Con un aerosol antipolvo casero, puedes evitar el polvo en tu casa para que no tengas que limpiar con tanta frecuencia. El spray tiene un efecto antiestático y evita que las superficies tratadas se carguen positivamente de forma rápida, lo que evita que las partículas de polvo sean atraídas y acumuladas.
No es necesario comprar aerosoles especiales para esto en las tiendas, porque tu mismo puedes hacer fácilmente el aerosol antipolvo con productos caseros.
Cómo hacer tu propio spray antipolvo: receta
El spray se puede hacer rápidamente y con materias primas económicas.
Ingredientes:
- 500 ml de agua muy blanda (utiliza agua destilada si es necesario).
- 8 cucharadas de vinagre de mesa (5% de contenido de ácido) o vinagre concentrado diluido (4 partes de agua, 1 parte de esencia de vinagre).
- 1 cucharadita de aceite de oliva.
- ½ cucharadita de jabón líquido de aceite vegetal o detergente líquido ecológico.
- 10-20 gotas de aceite esencial (opcional, para un aroma agradable).
- Botella de spray vacía (puedes reciclar una de un producto comercial de limpieza).
Elaboración:
- Limpia el interior de la botella con agua y jabón.
- Llénala de agua y agrega el resto de ingredientes.
- Agítela vigorosamente para mezclar el agua y el aceite antes de cada uso.
Usa el spray antipolvo y mantén la suciedad a raya
Puedes utilizar el pulverizador sobre todas las superficies lisas, como muebles o dispositivos electrónicos. Simplemente rocíalo y límpialo con un paño suave.
El hecho de que emplees un paño húmedo o seco depende del material de la superficie donde está acumulado el polvo. Al limpiar con un paño húmedo pueden quedar rayas que puedes eliminar pasando después un paño seco.