Es famosa la imagen de la Vía Láctea con los brazos girando en espiral, suspendida en el vacío del universo, con una flecha indicando un puntito minúsculo que dice: «Estás aquí».
Cuando tomamos el universo como referencia, somos tan pequeños... Al darnos cuenta de eso, nuestros problemas adquieren otra dimensión. Puede incluso que se disuelvan en la nada.
Vivir como si todo girara a nuestro alrededor nos llega a amargar la vida. De pequeños, es normal que nos sintamos el centro del mundo al que acabamos de llegar. Los adultos corren para complacer a un bebé que llora, como tiene que ser. Sin embargo, esperar que eso siga sucediendo en la madurez se traducirá en un sinfín de conflictos y decepciones.
Al contrario, necesitamos salir de la órbita de nuestro «yo» para que se produzca el fenómeno más bello del cosmos: conectar con otros seres vivos, lo cual a su vez nos ayudará a conocernos mejor como seres humanos. En todas las relaciones somos a la vez el sol que ilumina y la luna que refleja, intercambiando y equilibrando todo lo que signifique estar vivo en un universo de cambio constante.
contemplar el firmamento
En el viaje del ser humano a través del espacio y el tiempo, siempre nos ha aliviado encontrar puntos de referencia estables. Desde la cuna de la humanidad, las estrellas nos han servido como guía de navegación o predicción. Tal vez porque, como nos indican el cambio de las estaciones, desearíamos usarlas como guía para predecir el futuro.
El mapa estelar más antiguo descubierto hasta la fecha tiene 2400 años. Platón relataba en su obra Theaetetus cómo el famoso filósofo y matemático Tales de Mileto se cayó en un pozo mientras caminaba mirando las estrellas. Al verlo, una joven sirviente se burló del filósofo, diciéndole que «tenía tantas ganas de conocer las cosas del cielo que no podía ver lo que había delante de sus pies». Ciertamente, es mejor mirar el cielo lejano sentados que caminando. Contemplar el firmamento es una necesidad humana que nos lleva a escaparnos de la contaminación lumínica urbana que apenas deja ver las estrellas.
hay que hacerse más preguntas
Nuestra mente mágica en la Antigüedad veía dioses y animales sagrados en las constelaciones, y formulábamos secretos al ver una estrella fugaz, que es de hecho un meteorito. Muchas personas siguen haciéndolo. Tanto si vives una noche de vivac como si sales al campo a contemplar el firmamento, el ejercicio de mirar las estrellas es altamente inspirador.
Permite a la mente vagabundear mientras nos formulamos preguntas: «¿siguen allí los astros que estoy viendo?, ¿qué hay más allá de los mundos conocidos?, ¿estamos solos o existe otra vida inteligente fuera de la Tierra?».
Para volar libremente, la imaginación necesita un fondo en el que posar su atención, y no hay lienzo más magnético que el universo.
Nos invita a repensar la propia existencia y nuestra misión en el mundo, a la vez que estimula nuestra imaginación y nos relaja, dando la dimensión adecuada a todas las cosas. Si las estrellas pudieran contestarte, ¿qué les preguntarías? El firmamento nos ofrece gratis el mejor espectáculo del mundo, la magia de lo desconocido y lo inalcanzable, una pantalla mágica que llenamos de sueños.
Tal vez, en el fondo, las estrellas sean espejos que nos permiten vernos y comprender nuestro lugar en el cosmos. Quizá fue eso lo que emborrachó a Tales. Al volver a mirar las estrellas, recuperaremos un rincón escondido de la experiencia humana, una fuente inagotable de magia a través de la luz parpadeante de las estrellas.
El modo de inspIrarte mirando las estrellas
1. Encuentra tu propio observatorio: busca un punto alto de tu ciudad o un lugar de las afueras donde puedas contemplar el cielo con poca o ninguna luz artificial. Si te es posible, túmbate sobre una esterilla.
2. Conecta con esa estrella que brilla para ti: con la ayuda de una aplicación del móvil puedes identificar las constelaciones que están encima de ti. ¿Cuál te llama más la atención?
3. Navega por todo el firmamento: al mirar el cielo nocturno, intenta verlo todo a la vez para luego volver a la observación de los cuerpos celestes que te llamen la atención. ¿Por dónde quiere vagabundear tu mente?
4. Descubre los mensajes que surgen en ti: ¿Qué estás sintiendo? ¿Qué preguntas despierta el cielo estrellado en ti? ¿Qué respuestas te llegan mientras observas el firmamento?