Puede parecernos muy difícil vivir cada día desde la serenidad, afrontando las rutinas y quehaceres con una actitud que se aleje del estrés y la ansiedad y de esa sensación incómoda de estar a la espera de que nos suceda algo bueno, pero sin saber qué hacer para favorecerlo. Conquistar la serenidad y la calma interior es posible, se puede conseguir a través de nuestras acciones, esos pequeños hábitos cotidianos que actúan como motor del cambio, incluso de nuestra mentalidad.

Empieza haciendo memoria. Si echas la vista atrás, puedes tomar consciencia de qué aspectos de tu vida han sido complicados y cuáles han fluido con facilidad. Por ejemplo, te puede haber ido bien en los estudios y en la vida laboral, y no en la sentimental, o al revés.

Date cuenta de dos cosas: de cuál es tu estrella y cuál es tu cruz en tu vida. La estrella es esa área de la vida que suele ir bien, donde te sientes expandido y feliz. En cambio, la cruz es ese aspecto por el que sueles sufrir y que te aleja de la serenidad. Para vivir con calma es necesario sentirse en equilibrio y armonía, sentir que has conseguir que tu cruz deje de serlo.

Agradecer resulta transformador

El primer paso es enfocarte en tu estrella y agradecer todas y cada una de las cosas que actualmente funcionan en tu vida, y también las que te hicieron feliz en el pasado. Practica el «agradecimiento masivo», incluso si hay algo que todavía no sucede exactamente como te gustaría. Siente la abundancia por todo lo que sí funciona y te proporciona satisfacción.

Podrías tener una pequeña libreta en la mesita de noche para apuntar cada día algo por lo que das las gracias. Pero, ¡cuidado!, siempre tiene que ser un agradecimiento diferente cada día, no vale repetir las mismas tres ideas una y otra y otra vez. Da las gracias, aunque el hecho no te parezca a primera vista muy importante.  

Relaciones que construyen

Hace dos años, la Universidad de Harvard publicó un magnífico estudio sobre la felicidad. Concluyó que la mayor fuente de felicidad está en las buenas relaciones. Se puede decir lo mismo en relación con la serenidad. Después de estar con alguien, intenta observar tus sensaciones corporales y anímicas: ¿te has quedado con una agradable sensación de calma después de la conversación con esa persona o todo lo contrario?

Las relaciones tienen la capacidad de llevarnos al cielo o al infierno, así que no tengas dudas si llegas a la conclusión de que lo mejor para ti es alejarte de determinadas personas. Estas decisiones te pueden producir un miedo terrible, pero nunca te vas a quedar solo. Te lo prometo. Practicar la amabilidad con uno mismo y con los demás, sin buscar culpables o más malos rollos de los que ya suele haber en el mundo, es un primer paso. Después, conversar sobre los conflictos resulta muy sano, expresar asertivamente nuestras emociones, límites y necesidades para llegar a un punto medio y hacer crecer nuestras relaciones.

Relacionarnos constructivamente y con serenidad es la única solución que tenemos: decidir qué discusiones nos merecen la pena, con qué personas y encararlas con amor.

hábitos para Empezar bien el día

Puede parecer algo muy obvio, pero si quieres apostar por ti y por tu serenidad, los hábitos matutinos te ayudarán a llegar a un estado zen agradable e incluso conseguirás alargar la sensación durante todo el día o buena parte de él. Vamos a ver tres grandes y buenos hábitos mañaneros y cómo practicarlos sin que te supongan una reestructuración horaria:

  •  Conecta con tu interior: Te animo a ponerte alguna meditación guiada mientras estés en la ducha. Podría ser que esto te acabe de sorprender. ¿Puedo meditar en la ducha? ¡Por supuesto! La mayoría de las personas nos duchamos por la mañana, por eso te lo aconsejo. Si te duchas por la noche, también puedes aprovechar ese momento para meditar. Dúchate como siempre, pero sin pensar en las mil cosas por hacer a lo largo del día. Sigue los pasos de la meditación guiada mientras te enjabonas y disfrutas del agua calentita. Sé que hay personas a las que les gusta escuchar pódcast y está bien, pero aconsejo dejarlos para el camino hacia el trabajo y la vuelta. Es mejor empezar el día conectando con tu mundo emocional que llenándote de conocimientos o datos, y haciendo también afirmaciones positivas.
  • Aromaterapia: Actúa sobre el sistema límbico y el resultado es que el cerebro responde al olor generando una respuesta emocional. Te propongo que, en vez de ponerte un perfume, uses aceites esenciales que te ayuden a conectar con la paz interior a lo largo del día. Elige los de lavanda, mandarina, melisa o bergamota; además de calmar y propiciar la serenidad tienen un olor maravilloso que ayudan a mantenerte más zen a lo largo del día. Encontrarás aceites esenciales en forma de roll on que puedes aplicarte en el cuello y en las muñecas.
  • Da los buenos días: Es una buenísima costumbre que por algún motivo se está perdiendo. Es así de simple: al camarero, a los vecinos, a los compañeros de trabajo, al conductor del autobús… También, si vives solo, puedes mandar un mensaje de buenos días a algún amigo o familiar para empezar el día con esta buena dinámica. Las personas somos seres sociales y, aunque está muy bien saber estar solo, el compartir nos cuida.

descansar bien aumenta tu bienestar

Aunque puede parecer obvio, es muy importante el descanso. Tener sueño te irrita y te hace más reactivo a los comportamientos ajenos. Es como si llevaras abierta la puerta de tu estado de ánimo: cualquiera puede entrar y alterarte debido a todo el cansancio acumulado. Otras tres ideas te pueden ayudar a mejorar el sueño y a hacerlo más reparador.

  • En modo avión: A partir de las nueve, apaga el móvil o déjalo en modo avión. Estar pegado a la pantalla justo hasta que te acuestas es un hábito insano para tu descanso, para tu salud y también, si vives en compañía, para tus relaciones. Deja el móvil cargándose lejos de la cama, en otra habitación, hasta el día siguiente. Así seguro que no será lo último que mires antes de acostarte y lo primero que veas cuando te despiertas. Lo mejor es dedicar al menos los últimos treinta minutos del día a una buena lectura o a charlar.
  • Pensamientos agradables: Procura irte a dormir con un estado de ánimo positivo y pensando en las cosas buenas que te ha regalado el día. Si quieres, puedes tomarte una tisana de valeriana para conciliar el sueño enseguida, así seguro que descansarás con una sonrisa.

el movimiento te ayuda a estar mejor

Otro punto clave, por supuesto, es la actividad física. Sé que puede resultar tedioso ir al gimnasio o practicar cualquier rutina de ejercicio con regularidad, pero conviene adquirir el compromiso con uno mismo de mover el cuerpo. Los seres humanos no estamos hechos para pasarnos muchas horas quietos y sentados. Es lógico que los hábitos de oficina alteren negativamente la salud mental. 

  • Planifica moverte cada día: realiza pequeños paseos, practica ejercicios de fuerza y encuentra un par de sesiones semanales de clases deportivas que puedan interesarte. No es un pasatiempo o un lujo, es tu salud; y, por poquito que hagas, ya será un gran avance. La serenidad también depende del movimiento.

la naturaleza te ayuda a cargar pilas

Pasa más tiempo cerca de la naturaleza. Pasea por el campo, escápate a la montaña, a un parque o a ver el mar. Seguro que te ha pasado muchas veces: después de estar rodeado de verde o de agua, tu estado de ánimo y tus sensaciones físicas mejoran y todo te parece un poquito mejor. Solamente conseguimos ver la vida en tecnicolor, con serenidad y optimismo, si permitimos que el sol y el aire nos bañen y nos acaricien. Conecta y siente la calma.

Medita con las plantas

Si te cuesta ir a la naturaleza, intenta llevar un trocito de ella a tu hogar. Es muy recomendable tener alguna planta en casa, aunque no tengas buena mano con ellas: empieza con un cactus y, poco a poco, te irás convirtiendo en un auténtico jardinero. ¡Date la oportunidad y sorpréndete a ti mismo!

Podrías aprovechar y hacer de los momentos de riego auténticos ejercicios de serenidad y conexión con la pequeña naturaleza de tu hogar. Solo necesitas una planta y una regadera.
1. Mientras riegas la planta, procura pensar en lo bonita que es. Fíjate en lo que la hace especial: el brillo de las hojas, el color de las flores, etc. ¿Está creciendo hermosa?
2. Presta atención a tu respiración. Procura que sea un momento de quietud, una excusa para meditar y estar contigo mismo. Respira lenta y profundamente, piensa que el oxígeno procede al menos en parte de la planta que tienes delante.
3. Observa tu cuerpo: ¿sientes tensión en algún sitio? Recorre mentalmente tu cuerpo de pies a cabeza e intenta relajar cualquier tensión que encuentres.
4. Procura notar los pies arraigados en el suelo como si tú también fueras una planta.
5. ¡Dile a la planta lo bonita que es! Échale todas las florecillas que te pasen por la cabeza. Que se sienta mirada, admirada y amada.
Esta agradable meditación es un ejercicio muy completo que te ayudará a conectar contigo mismo y a sentirte más sereno.

Cómo crear tu espacio de serenidad

Tu casa es el único lugar en el que puedes controlar qué lo ocupa. Es tu espacio sagrado y debe ser un santuario de paz y calma. Intenta decorarla a tu gusto con materiales naturales; ten en cuenta que debe ser, por encima de todo, un lugar saludable. Escoge colores neutros que te ayuden a relajarte. Intenta que tenga luz natural y que sea tranquila por la noche.

Si uno de tus objetivos es vivir con más serenidad, te recomiendo crear un espacio que te recuerde que estás trabajando en eso. Por eso es buena idea tener un altar que, cada vez que lo mires, te permita darte cuenta de en qué camino estás.

1. Escoge el espacio donde pondrás el altar.

2. Eres libre de escoger qué pones en él. No obstante, los objetos seleccionados deben tener un sentido, no ser meramente estéticos.

3. Es indispensable una foto tuya que ocupe el centro del espacio. Es preferible que no haya imágenes de otros familiares o amigos.

4. Puedes poner, por ejemplo, un quemador de incienso. También, alguna figura que para ti tenga un sentido íntimo y profundo. Algunas personas tienen un libro abierto por alguna página.

Una vez que tengas construido tu altar, el objetivo es que te recuerde el proceso de búsqueda de mayor bienestar y serenidad que estás viviendo. Puedes encender una velita en él por las noches para arrojar luz a tu crecimiento personal.