Mantener una casa limpia y libre de bacterias que potencialmente puedan causar enfermedades es una prioridad. Es especialmente importante limpiar bien el suelo, donde se acumula polvo, restos de comida, pelos de mascotas y residuos que se introducen con el calzado desde el exterior.

Sin embargo, a pesar de nuestros esfuerzos por mantener el suelo limpio, es posible que no estemos logrando el resultado esperado. Sorprendentemente, en lugar de eliminar bacterias, podríamos estar contribuyendo a su propagación sin darnos cuenta.

¿Por qué la fregona es una fuente potencial de bacterias?

La fregona es un gran invento. Pensamos que solo tenemos que humedecerla en agua con un poco de detergente, fregar los suelos y olvidarnos hasta la siguiente sesión de limpieza doméstica. Si no hacemos nada más, es posible que cada vez que utilicemos la fregona estemos esparciendo bacterias por toda la casa.

Para entender la importancia de desinfectar la fregona, es esencial entender como puede convertirse en una cuna de bacterias. Las fregonas suelen estar hechas de fibras absorbentes, ideales para recoger líquidos y residuos del suelo. Estas fibras también retienen restos orgánicos y bacterias que proliferan rápidamente en un ambiente húmedo.

Si la fregona no se limpia y desinfecta después de cada uso, se convierte en un ambiente propicio para el crecimiento de bacterias y hongos, que serán transferidos al suelo en la próxima limpieza.

Consecuencias de usar una fregona sin desinfectar

El uso de una fregona que no ha sido adecuadamente desinfectada representa varios riesgos:

  • Propagación de bacterias y hongos: sin una desinfección adecuada, la fregona se convierte en una herramienta que esparce microorganismos por toda la casa.
  • Malos olores: la acumulación de bacterias en la fregona produce olores desagradables, que pueden intensificarse cada vez que se usa para fregar.

Por lo tanto, una fregona que no se ha desinfectado regularmente puede representar un riesgo para la salud de las personas, sobre todo de niños pequeños o mascotas que están en contacto cercano con el suelo.

Cómo desinfectar adecuadamente la fregona para una limpieza segura

Para evitar estos problemas, desinfectar la fregona después de cada uso es fundamental. En internet y redes sociales se encuentran muchos consejos sobre cómo hacerlo, pero la verdad es que no siempre se explican métodos realmente eficaces.

Por ejemplo, se recomienda limpiar la fregona con disoluciones de vinagre o bicarbonato de sodio. Estas sustancias son seguras y muy útiles en la limpieza de la casa, pero no tienen una gran capacidad para eliminar bacterias o virus de la fregona. Es mejor seguir métodos más contundentes, sin recurrir a químicos.

No hace falta esterilizar la fregona. No tiene sentido, porque las bacterias están naturalmente por todas partes. Lo que nos interesa es que no se multipliquen sin freno en la fregona. Para ello, ten en cuenta las siguientes reglas: 

  1. Cada vez que vayas a fregar, usa agua limpia.
  2. Cuando acabes de fregar, tira el agua sucia.
  3. Pon suficiente agua limpia en el cubo para enjuagar y escurrir la fregona. Repite el proceso  varias veces hasta que el agua salga limpia.
  4. Deja el cubo y la fregona al aire libre, si es posible al sol, para que se sequen.

Limpieza frecuente de la fregona

Cada cuatro días puedes hacer una limpieza más exhaustiva de la fregona:

  1. Enjuaga la fregona bajo el chorro de agua y usa un cepillo para retirar la suciedad de la pieza que la une al palo.
  2. Sumérgela durante 15 minutos en agua muy caliente con detergente ecológico con sello Ecocert o con la etiqueta ecológica europea (siempre es la mejor opción para asegurarte de que limpias tu casa sin contaminar el planeta).
  3. Luego enjuágala con agua fresca hasta que no quede ningún resto de detergente.
  4. Escúrrela bien y deja que se seque al sol antes de guardarla. Es esencial que se seque completamente, ya que la humedad crea el ambiente perfecto para que las bacterias vuelvan a crecer. No la guardes en lugares húmedos o cerrados, como armarios de limpieza, ya que esto favorece la proliferación de bacterias.

El cabezal de la fregona también se puede meter en la lavadora o en el lavajillas con un programa de temperatura alta, pero estas soluciones requiere demasiado gasto de agua y energía.