El olor de unas sábanas recién lavadas o de la ropa limpia y acabada de planchar es algo que nos gusta a todos. Sin embargo, a veces, aunque esté recién sacada de la lavadora, la ropa no huele tan bien como debería ni está tan limpia y libre de moho como sería de esperar.

Las causas pueden ser diversas, pero a menudo lo principal es un error muy frecuente y muy fácil de evitar.

El error que impide que la ropa esté libre de bacterias

Lavar la ropa no solo ayuda a higienizarla, eliminando las manchas, las bacterias, el sudor y los malos olores, es también esencial para prolongar la vida útil de las prendas. Eso sí, siempre que lo hagamos de la forma adecuada y usando productos suaves y no agresivos (ni con la ropa ni con el medio ambiente), y tengamos en cuenta una serie de consejos en el proceso de lavado y secado.

De lo contrario, puede estropear la ropa e incluso favorecer la proliferación de bacterias y moho, algo nada saludable. A la hora de lavar a máquina, solemos tener muy en cuenta factores como la separación de la ropa, el tipo de detergente o los ciclos de lavado, pero hay una costumbre bastante extendida que puede hacer que se contaminen tanto la ropa como la lavadora: no ventilarla bien.

Riesgos de la humedad en la ropa

Lavadora
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La humedad favorece la aparición de malos olores. Y si es por un periodo largo de tiempo (a partir de 8 a 12 horas) el ambiente que crea hace aumenta mucho el riesgo de aparición de moho, que pueden dejar manchas visibles en los tejidos y requerirán un nuevo lavado.

La humedad prolongada también puede debilitar las fibras de la tela y hacer que las prendas se degraden más rápido.

Además, las esporas del moho pueden provocar reacciones alérgicas o problemas respiratorios en algunas personas, en especial aquellas con asma.

La falta de ventilación favorece la contaminación de la ropa

Por todo ello, después de completar el ciclo de lavado, debemos sacar la ropa de la lavadora lo más rápido posible. Si la dejamos mucho tiempo dentro, el ambiente húmedo y cerrado además de favorecer el crecimiento de moho y la aparición de malos olores, dejará arrugas más profundas en la ropa. Y cuanto más tiempo tardes en sacarla y ventilarla, peor será.

Lo ideal es sacarla al terminar el lavado y colgarla rápidamente para que se seque (o ponerla en la secadora, si tenemos y la ropa es adecuada para este aparato).

Si te has olvidado durante unas horas la ropa en el tambor, puedes hacer una prueba de olfato: si huele fresca y limpia, puede que aún bien; si notas algún tipo de olor a humedad, es mejor que la vuelvas a lavar, aunque sea con un programa corto.

Amontonar la ropa impide la ventilación

Sacar la ropa rápido de la lavadora es clave, pero no vale dejarla amontonada durante horas, aunque esté ya fuera de la máquina.

La ropa húmeda no solo cogerá malos olores que ya no podrás eliminar sin volverla a lavar, también pueden proliferar las bacterias y hongos en los tejidos.

La lavadora puede acumular humedad

No solo en la ropa húmeda pueden crecer bacterias y moho. También el interior de la lavadora puede convertirse en un nido de humedad. Y es que otro error muy frecuente es, después de sacar la ropa, cerrar la lavadora. El ambiente dentro del tambor justo después de retirar las prendas es aun muy húmedo y al cerrar la puerta crearemos un microambiente muy propicio a la proliferación de microorganismos como bacterias y hongos.

Lo ideal es dejar la puerta de la lavadora abierta para que circule el aire y tanto el tambor como las gomas se sequen por completo. Es recomendable dejarla abierta por durante algunas horas o incluso todo el día, si es posible.

Además, conviene limpiar la lavadora de forma regular, prestando especial atención a los recovecos que pueden acumular restos de jabón o suavizante o humedad, como la goma del tambor. Además de eliminar el moho, ayudarás a garantizar que funcione de forma eficiente por más tiempo. Puedes hacerlo sin productos comerciales agresivos, con una solución natural de vinagre y bicarbonato muy eficaz, como te explicamos en el artículo Cómo limpiar la lavadora con vinagre y bicarbonato y dejarla reluciente.