Pese a que solo las usemos para secar nuestro cuerpo al salir limpios de la ducha, las toallas no están libres de microorganismos y conviene lavarlas con frecuencia. Pero ¿cada cuánto debemos hacerlo? Las encuestas demuestran que entre la población no está nada claro qué es lo más recomendable.

En una encuesta a 2.200 adultos del Reino Unido realizada en 2023 las respuestas fueron de lo más variadas: un 5% de las personas afirmó lavar las toallas después de cada baño o ducha, un 25% lo hace una vez por semana, cerca de un 20% una vez al mes y la gran mayoría (el 44%) solo las lava una vez cada tres meses o más.

En España, la mayoría (65,3%) afirma hacerlo una vez a la semana, de acuerdo con una reciente encuesta sobre los hábitos de higiene realizada en 1.711 personas. ¿Es suficiente? Veamos qué dicen los expertos. 

¿Por qué hay que lavar las toallas a menudo?

Toallas
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Aunque las veamos limpias y solo las usemos para secarnos al salir de la ducha, las toallas son el caldo de cultivo perfecto para las bacterias y los hongos por diversos motivos:

  • Acumulan humedad: después de que las usemos, y aunque las colguemos bien, suelen permanecer húmedas por un periodo de tiempo prolongado, lo que favorece el crecimiento de microbios.
  • Crecimiento de microbios: al secarnos, transferimos células de nuestra piel, sudor y aceites a la toalla, lo que también contribuye a la acumulación y el crecimiento de microbios.
  • Malos olores: la humedad y el crecimiento microbiano favorece la aparición de malos olores en las toallas.

Debido a todo lo anterior, usar toallas que no se han lavado con frecuencia puede favorecer la aparición de infecciones o irritaciones en la piel, así como empeorar problemas cutáneos como el acné o el eccema. Es algo que puede ocurrir especialmente en personas con la piel sensible o con alteraciones en la piel o cuando se comparten toallas con personas que tienen algún tipo de enfermedad cutánea. 

Con qué frecuencia hay que lavar las toallas

La frecuencia de lavado de las toallas depende de diversos factores, en especial de cuántas veces las hayamos usado, cómo las guardemos después de cada uso y de si hay algún tipo de problema cutáneo. No obstante, en general los expertos recomiendan hacerlo con frecuencia para no favorecer el crecimiento de microorganismos dañinos. 

La doctora Sally Bloomfield, experta en higiene del hogar y en prevención de enfermedades infecciosas, explicó a la BBC que, si no se lavan de forma regular, el número de microorganismos en las toallas aumenta y cuando por fin las lavamos resulta muy complicado eliminarlos a todos.
Así, de acuerdo con la especialista, “un plazo razonable sería al menos una vez a la semana”.

Hay que tener en cuenta que con las toallas nos secamos distintas zonas del cuerpo (el torso, la zona genital, los pies…) en las que habitan diferentes tipos de microorganismos que se van transfiriendo a las toallas. Aunque la mayoría no sean infecciosos, si entran a través de heridas o lesiones en la piel, “pueden causar infecciones y ser graves”, indica la doctora.

Esto es especialmente importante cuando vivimos con otras personas, ya que, tal y como señala Bloomfield “podemos tener organismos que no nos enferman a nosotros, pero si se los pasamos a otra persona, esta puede enfermarse”.

Si usas la toalla para eliminar el sudor mientras practicas ejercicio, la contaminación aumenta considerablemente, por lo que debes lavarla después de cada uso. 

Cómo lavar bien las toallas

Sea cual sea la frecuencia de lavado de las toallas, recuerda que debes colgarlas en una zona que esté bien ventilada para que se sequen por completo entre los usos. 

Además, nunca debes dejar las toallas húmedas en el cubo de la ropa sucia, pues favorecería el crecimiento de gérmenes y malos olores en las otras prendas. 

Para eliminar los microorganismos y cuidar las toallas, conviene tener en cuenta algunos factores a la hora de lavarlas: 

  • Agua caliente: para eliminar los gérmenes de forma efectiva, es mejor que el agua esté caliente (de 60 °C para arriba).
  • Vinagre de limpieza: es un producto natural que, añadido a la colada, te ayudará a eliminar los malos olores y matar los microbios. Te servirá también para conseguir que tus toallas queden más suaves.
  • Secado: asegúrate de colgar bien las toallas al aire libre para que se sequen bien (o ponlas en la secadora).