Las cordilleras de la Comunidad Valenciana, como la valiosa sierra de Mariola, dan cobijo a una modesta planta endémica: el rabo de gato (Sideritis tragoriganum).
Como otras especies del mismo género –también comunes en el levante ibérico–, el rabo de gato se ha usado en la medicina popular y, sobre todo en veterinaria, como hierba vulneraria para heridas y mordeduras.
Cómo es la planta
La planta del rabo de gato es una mata de apenas 40 cm de alto, grisácea, leñosa, de tallos erectos, con las hojas lineares y flores de color amarillo pálido, agrupadas en verticilos distantes unos de otros.
Además de como rabo de gato, a esta planta se la conoce como rabogato o zahareña. En la Comunidad Valenciana la llaman rabet de gat o cua de gat.
El rabo de gato florece desde finales de primavera, y con fines medicinales se cosechan las sumidades floridas. Con estas se preparan infusiones de muy buen sabor.
Propiedades medicinales
Entre los principios activos del rabo de gato se incluyen flavonoides, saponósidos, taninos y un aceite esencial. Tradicionalmente ha sido una planta muy apreciada por sus propiedades en los herbolarios valencianos, que la han integrado en diferentes mezclas.
Por su composición se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, antiespasmódicas, digestivas, antisépticas, vulnerarias y cicatrizantes.
Para qué sirve
Por estas propiedades, el rabo de gato se ha indicado tradicionalmente en diferentes afecciones:
- Se ha indicado, en primer lugar, como remedio digestivo y carminativo, para aliviar gases y meteorismos, digestiones pesadas, el mal sabor de boca y el reflujo gastroesofágico. Es una de esta selección de plantas recomendadas para las gastroenteritis.
- Se considera asimismo un buen apoyo en caso de inflamación gástrica, úlcera gastroduodenal, espasmos gastrointestinales y síndrome del colon irritable con diarreas.
- Además, al atribuírsele un efecto antiséptico y antibacteriano, se considera útil para frenar y aliviar las infecciones respiratorias, en procesos gripales, laringitis, faringitis y traqueitis.
- Por vía externa se usa también en conjuntivitis, párpados inflamados, llagas bucales, estomatitis, sobre quemaduras leves, contusiones, moratones, eccemas, hongos y dolores articulares.
Cómo se utiliza
El rabo de gato se encuentra básicamente en forma de planta seca para hacer en infusión o decocción.
También se utiliza la infusión filtrada en forma de colirio, colutorio, lavado local, en compresas, etc.
Además puedes encontrar en los herbolarios extracto líquido y tintura de rabo de gato.
Infusiones y otros remedios
Estas son algunas mezclas de herbolario que incluyen rabo de gato en su formulación para aprovechar algunas de sus propiedades más destacadas.
1. Tisana digestiva para después de comer
Esta mezcla tradicional, muy completa, combina a partes iguales el rabo de gato con otras plantas digestivas como regaliz, hinojo y los dos anises, el verde y el estrellado.
Cómo prepararla: Se emplea un cuarto de litro de agua por cada cucharada sopera de la mezcla. Se hierve apenas 3 minutos, se deja reposar otros 10 y se va bebiendo durante el día, después de haber comido. Tiene un sabor muy agradable, realzado por los anises y el hinojo.
2. Tisana para infecciones respiratorias
En caso de laringitis, faringitis, traqueítis o amigdalitis, esta planta se combina con orégano, hisopo y brotes de pino silvestre, a partes iguales.
Cómo prepararla: En una proporción de una cucharada sopera de la mezcla por vaso de agua, o si se quiere disponer de una mayor provisión, cuatro cucharadas por litro de agua. Se hierve 2 minutos, se deja que repose y se toma durante el día.
3. Colutorio para la garganta irritada
En forma de colutorio o gargarismos, el rabo de gato se usa para suavizar la garganta y acabar con la irritación, en faringitis, laringitis y amigdalitis, así como para tratar las aftas.
Cómo prepararlo: Se mezclan rabo de gato, hojas de nogal, menta, agrimonia y tomillo a partes iguales. Se van hirviendo unos 5 gramos por vaso de agua durante 10 minutos y con esa decocción se hacen gárgaras unas 6 veces al día. Se puede añadir una pizca de bicarbonato sódico, pero se debe evitar ingerirla.
Jordi Cebrián. Asesora: J Mª Teixé, herborista de «El Manantial de Salud»