Las almohadas son una de las piezas de ropa de cama que más sufre. El sudor, los aceites del pelo, la saliva… son diversas las sustancias que pueden acabar dejando manchas amarillentas si no se limpian bien.
Más allá de los detergentes, que no siempre logran eliminar todas las manchas, hay diversos productos naturales que pueden son muy eficaces y que, además, cuidan los tejidos y el medioambiente.
¿Por qué aparecen manchas amarillas en las almohadas?
No es nada raro que aparezcan manchas amarillas en las almohadas, en especial si son blancas. Es algo normal que no tiene nada que ver con la falta de higiene. Existen diversas causas que contribuyen a la acumulación de humedad y sustancias de nuestro cuerpo en la almohada mientras dormimos y a la aparición de estas manchas:
- El sudor en contacto con el tejido.
- El sebo del cabello.
- La saliva, en especial aquellas personas que duermen con la boca abierta o tienen algún tipo de alergia.
- El maquillaje, las cremas u otros productos que se aplican en el rostro o en el cabello.
- La humedad del cabello, en el caso de aquellas personas que se acuestan con el pelo mojado.
- Las células muertas de la cara o el cuero cabelludo.
- La humedad ambiental.
Eliminar las manchas de la almohada con detergente
Conviene lavar las fundas de las almohadas y toda la ropa de cama como mínimo una vez a la semana. Las almohadas, aunque no se ensucian tanto, también hay que lavarlas con cierta periodicidad, al menos cada 5 meses. Antes de hacerlo, asegúrate de leer la etiqueta de la almohada para comprobar si hay alguna especificación sobre el mejor método de lavado. Aunque la mayoría se pueden limpiar a máquina, algunas pueden necesitar una limpieza profesional.
- Para eliminar las manchas, deja tanto la almohada como la funda en remojo con agua fría (en una palangana grande o en la bañera) durante unos 30 minutos.
- Después, usa tu detergente habitual (siempre que sea suave), dejándolo actuar unos minutos encima de las manchas y después frotándolo con un cepillo, un paño o una esponja limpios durante unos segundos, antes de ponerlo en la lavadora.
Puedes usar limpiadores enzimáticos, que están diseñados para descomponer las manchas orgánicas, como las de saliva, y son particularmente útiles para manchas biológicas.
Por otro lado, hay en el mercado multitud de productos quitamanchas, pero conviene revisar bien su composición porque a menudo contienen sustancias químicas agresivas y perjudiciales para las telas (en especial las delicadas), así como para la salud y el medioambiente.
Eliminar las manchas de la almohada con bicarbonato
Hay soluciones naturales muy eficaces contra las manchas y respetuosas con la naturaleza, como el bicarbonato, una sustancia que tiene muchos usos en el hogar, en especial para eliminar la suciedad, la grasa y los malos olores. Es una estupenda (y natural) opción para eliminar las manchas de las telas, como las de las almohadas. Para usarlo en este sentido, sigue estos pasos:
- En un bol, mezcla bicarbonato con un poco de agua para crear una pasta.
- Aplica la pasta en las manchas de la funda y de la almohada y déjala actuar ente 15 y 30 minutos.
- Puedes frotarlo con un cepillo suave para ayudar a que penetre el bicarbonato.
- Pasado ese tiempo, enjuaga la tela para eliminar el bicarbonato y lava las almohadas de la forma en la que lo haces normalmente, a no más de 40 grados.
Puedes añadir media taza de bicarbonato en el depósito de la lavadora para que quede más limpia y brillante.
Eliminar las manchas de la almohada con vinagre
El vinagre es otro producto milagro para la higiene del hogar y puedes usarlo para potenciar el efecto limpiador del bicarbonato.
- Una vez hayas dejado actuar la pasta de bicarbonato con agua encima de las manchas amarillas de la almohada y la funda, empapa un paño con vinagre de limpieza y frota las manchas durante unos minutos.
- A continuación, lávalas en la lavadora de la forma habitual.
Seca bien las almohadas
Tan importante como lavar bien las almohadas y sus fundas, es secarlas bien. De lo contrario, la humedad puede favorecer el crecimiento de hongos y bacterias, la aparición de malos olores y las manchas.
Lo mejor es secarlas al sol. Además de asegurarte un buen secado, la luz del sol (siempre que no te pases de tiempo) ayuda a blanquear los tejidos y a desinfectar de forma natural.