En el yoga, las posturas que implican una flexión hacia atrás favorecen el desarrollo de la fuerza, la flexibilidad y la movilidad. Algunas son para practicantes avanzados, pero también existen posturas sencillas que pueden realizar los novatos. Estas asanas, además, producen una sensación inmediata de bienestar físico y emocional.
En la vida diaria, flexionarse hacia adelante es muy común y muchas personas tienden inconscientemente a ir un poco encorvadas, encogidas. Esto, junto con el sedentarismo, puede provocar desalineaciones y dolores. Las flexiones hacia atrás ayudan a que el cuerpo recupere el equilibrio. Fortalecen especialmente la espalda, los hombros, el pecho y las caderas.
Más allá de los efectos puramente físicos y mecánicos, los expertos en yoga explican que estas posturas liberan la energía almacenada en la base de la columna, denominada kundalini, y abren el chakra del corazón, que se encuentra en el centro del pecho. Por eso estimulan la capacidad de amar y sentirse conectado con los demás.
1. Postura de la vaca (bitilasana)
La postura de la vaca calienta la columna, promueve la circulación sanguínea y la flexibilidad. Estira el cuello, el pecho y las caderas, además de fortalecer la espalda, al tiempo que alivia la tensión y la tirantez.
- Ponte a "cuatro patas" con las muñecas directamente debajo de los hombros y las rodillas directamente debajo de las caderas.
- Mantén los codos ligeramente flexionados, la columna relajada y mira hacia el suelo con la nuca estirada.
- Al inhalar, llena el vientre de aire (en realidad, la parte baja de los pulmones) y acércalo a la colchoneta. Intenta mirar al frente o al techo y mantén esta esta posición durante 5 respiraciones.
- Al exhalar, regresa a la posición inicial.
- Continúa este movimiento durante 1 minuto.
- Descansa en la postura del niño (balasana) durante 1 minuto. Regresa a la posición inicial.
Después puedes realizar la postura del gato, marjaryasana, donde arqueas la espalda:
- Al inhalar adopta la postura de la vaca.
- Al exhalar, redondee la columna y meta la barbilla hacia el pecho para adoptar la postura del gato.
- Fluye entre la postura de la vaca y la postura del gato, permitiendo que tu respiración, lenta y profunda, guíe cada movimiento.
- Continúa durante 1 minuto.
2. Postura de la esfinge (salamba bhujangasana)
Esta suave flexión hacia atrás alarga y fortalece la columna, promueve su flexibilidad y la movilidad. Además, proporciona una apertura suave en el pecho y alarga los músculos abdominales.
- Túmbate boca abajo con las piernas extendidas.
- Junta los dedos gordos de los pies y gira los talones hacia los lados.
- Coloca los codos debajo de los hombros, apoya los antebrazos en el suelo con las palmas hacia abajo. Activa los músculos de la zona lumbar, los glúteos y los muslos.
- Mientras inhalas, levanta el pecho y la cabeza. Activa los músculos abdominales inferiores para sostener su espalda.
- Alarga la columna, aliviando cualquier compresión en la zona lumbar. Imagina una línea de energía que se mueve desde la base de la columna y sale a través de la coronilla de su cabeza.
- Respira profundamente, mira al frente y mantente activo en la postura. Mantén la posición hasta un minuto.
- Al exhalar, baja el cuerpo al suelo. Gira la cabeza hacia un lado y relájate.
- Repite una o dos veces.
3. la Langosta (salabhasana)
Esta postura activa los músculos de la espalda, el tronco y las piernas. También alarga la columna, abre el pecho y estimula los órganos digestivos.
- Túmbate boca abajo con las piernas extendidas.
- Junta los dedos gordos de los pies y gira los talones hacia los lados.
- Apoya los brazos a los lados del cuerpo con las palmas hacia arriba o hacia abajo. Apoya tu frente suavemente en el suelo.
- Al inhalar, levanta la cabeza, el pecho y los brazos hasta donde puedas. Mira al frente o ligeramente hacia arriba.
- Mantén esta posición hasta 1 minuto como máximo.
- Al exhalar, baja lentamente hasta la posición inicial. Gira la cabeza hacia un lado y relájate.
- Repite esta postura una o dos veces.