Vivimos en una era en la que el éxito se mide, casi exclusivamente, en términos materiales. Tener una casa más grande, un coche más moderno, un sueldo más elevado o un teléfono de última generación se presentan (falsamente) como claves para alcanzar la felicidad, la plenitud y la satisfacción.

Nos bombardean constantemente con mensajes que nos incitan a acumular y a medir nuestro valor basándonos en lo que tenemos. Sin embargo, los verdaderos sabios, los expertos en felicidad, como Mario Alonso Puig, saben que la clave no está en lo que tienes, sino en aquellos de los que te rodeas. “Si una persona solo tiene cosas materiales, y no tiene personas que la quieran, un motivo real para vivir, una ilusión en la vida, etc., es muy pobre", apunta. ¿Dónde radica, entonces, la verdadera riqueza? ¿Hasta dónde somos capaces de llegar cuando estamos solos?

El impacto de la soledad

Nuestra sociedad está enferma de soledad no deseada. La OMS considera que es una de las grandes preocupaciones de nuestro siglo. Y es que, pese a estar más conectados que nunca a través de las redes sociales, son muchas las personas que se sienten profundamente solas en este mundo moderno. Esta soledad no deseada, este aislamiento profundo, no solo tiene consecuencias emociones: tiene efectos directos sobre la salud física y mental.

La soledad crónica se ha relacionado con el aumento de enfermedades como la depresión, la ansiedad y hasta con trastornos cardiovasculares. Los estudios demuestran que tener vínculos sociales fuertes tiende a añadir años de vida, y mejorar la calidad de la misma. Lo que se conoce como “longevidad saludable”.

La clave, por tanto, no pasa por rodearse de personas por el mero hecho de no estar solos, sino en cultivar relaciones genuinas y sanas. Personas con quien puedas compartir no solo tus logros, sino también tus miedos, tus dudas y tus vulnerabilidades. Para ello, en ocasiones, deberás sacrificar algunos de esos objetivos materiales que la sociedad insiste en inculcarnos. Porque el tiempo vale oro, y hay que saber bien cómo invertirlo.

La verdadera riqueza

Aunque Alonso Puig pone el foco en la compañía como clave de la felicidad, no es el único elemento que menciona en sus conferencias. De hecho, otros expertos en felicidad y filosofía de vida, como Matthieu Ricard, conocido como “el hombre más feliz del mundo”, insisten en que la compañía adecuada debe ir acompañada de una vida llena de propósito y conexión. Tal Ben-Shahar, experto en psicología positiva, también subraya que las experiencias compartidas y los momentos de gratitud son lo que generan mayor sensación de bienestar en la vida, por encima de cualquier éxito material.

Entonces, ¿cuáles son las verdaderas fuentes de riqueza que contribuyen a una vida plena? Aquí tienes una lista que incluye elementos que diversos expertos han señalado como claves de la felicidad.

  • Relaciones personales. Es el núcleo de cualquier vida plena. El amor, la amistad y el apoyo mutuo son fundamentales para la felicidad.
  • El tiempo en la naturaleza. Pasar tiempo al aire libre, sentir el sol, el aire fresco, el agua, o disfrutar de la belleza de los árboles es una fuente indiscutible de bienestar.
  • Las experiencias vividas. Los momentos que compartimos, los viajes, las conversaciones profundas o una buena comida con amigos puede tener un impacto mucho mayor sobre tu salud mental que cualquier bien material.
  • La gratitud. Practicar la gratitud a diario nos ayuda a centrarnos en lo positivo de la vida y a valorar lo que ya tenemos, en lugar de perseguir nuevas metas materiales.
  • Paz interior. Alcanzar un equilibrio emocional y mental, libre de ansiedades innecesarias, es una de las mayores fuentes de felicidad. Frente a un mundo que cada vez va más rápido, frenar es un acto revolucionario.
  • Propósito vital. Tener una razón para levantarte cada día, un motivo que te impuse a seguir creciendo y contribuyendo, es la mejor forma de garantizar que tendrás una vida plena.

¿Cómo cuidar de tus vínculos?

Si las relaciones humanas son la clave de la felicidad, y no basta solo con rodearte de gente, sino que debes construir vínculos profundos, es fundamental aprender a cultivarlos y cuidarlos. Algunos consejos prácticos que puedes aplicar para conseguirlo son los siguientes:

  •  Escucha activa. En lugar de pensar en lo que dirás a continuación, enfócate en lo que la otra persona está diciendo. La escucha sincera y activa fortalece las relaciones sociales.
  • Dedica tiempo de calidad. No se trata de cantidad, sino de calidad. Apaga el teléfono, deja fuera las preocupaciones y dedica a tus seres queridos tiempo de calidad. Se trata de estar presente, sin distracciones.
  • Practica la empatía. Ponerte en el lugar del otro es clave para desarrollar vínculos saludables. La empatía crea conexiones más profundas, basadas en la comprensión mutua.
  • Comunicación abierta. Habla de tus sentimientos, comunica tus necesidades y permite que los demás lo hagan sin miedo a ser juzgado. No esperes que otros adivinen lo que piensas. Es la mejor forma de mantener relaciones sanas.
  • Perdona y acepta. Ninguna relación es perfecta. No deseches relaciones porque no estén a la altura de tus expectativas. En su lugar, aprende a aceptar a los demás con sus virtudes y defectos, y practica el perdón cuando sea necesario. Esto no quiere decir que no debas poner límites claros y que no debas alejarte de relaciones tóxicas. Pero en todo aquello que sea aceptable, aprende a aceptar y perdonar.