Las discusiones son una parte inevitable de la vida. Lo importante no es evitar los desacuerdos, sino saber cómo manejarlos. En muchos casos, la tensión puede transformarse en una oportunidad para aprender de la otra persona y entender mejor a los demás. Eso, claro, si se gestionan de forma adecuada. Las personas con alta inteligencia emocional son expertas en ello.

Una de las herramientas más poderosas que utilizan estas personas es comenzar sus frases con una muletilla muy fácil de recordar, que puede cambiar drásticamente el tono de la conversación. Unafrase que abre las puertas al diálogo, la reflexión y el respeto. Al usarla, no solo consiguen evitar discutir, sino que mejoran sus relaciones con los demás. ¿Quieres saber cuál es?

Transformar discusiones con inteligencia emocional

La inteligencia emocional es una habilidad esencial para la vida diaria. Nos permite manejar mejor nuestras propias emociones, y también la de los demás. Entre las muchas puertas que nos abre el desarrollo de esta inteligencia, está la capacidad de aprender a lidiar con las discusiones para que, lejos de convertirse en un elemento destructivo, pasen a ser un espacio de crecimiento y conexión. Una oportunidad de entendimiento mutuo.

La mejor forma de hacerlo, como demuestra un estudio realizado por Cognitive Science, pasa por transformar el desacuerdo en curiosidad. Para hacerlo, las personas con mayor inteligencia emocional utilizan la frase “Eso es muy interesante”.

Imagina que estás discutiendo con tu pareja sobre cualquier asunto. Quizá piense que no estás atendiendo la relación lo suficiente, o que no le prestas tanta atención como merece. En lugar de responder, “ni hablar, eso es mentira”, frase que sin duda dará pie a mayor tensión y desacuerdo, una persona con alta inteligencia emocional diría: “Eso es muy interesante. Pero ¿puedes explicarme cómo has llegado a esa conclusión?”

Esta muletilla, tan sencilla de recordar, cambia el tono y evita que el contrario pase a estar a la defensiva. En su lugar, demuestra curiosidad y respeto, lo cual contribuirá a reducir la tensión y promoverá una comunicación más abierta y reflexiva.

El poder de la curiosidad

Según el citado estudio de Cognitive Science, la efectividad de esta frase reside en que modifica el enfoque de la conversación. Dejas de mostrarte como alguien que quiere “ganar” la discusión o tener la razón, y pasas a mostrarte como una persona que quiere aprender del otro. Que busca cooperar para llegar a un punto común.

Este nuevo enfoque ayuda a que ambas partes cambien la percepción de que existe algo así como una verdad absoluta. Abre las puertas a un diálogo en el que la verdad es subjetiva, y está abierta a debate. Es adaptable.

En general, demostrar curiosidad por el otro en nuestras interacciones puede mejorar mucho nuestras relaciones interpersonales. Nos muestra como personas empáticas, libres de prejuicios y que saben escuchar. Así que, siempre que tengas oportunidad, demuestra a los demás la curiosidad que sientes por ellos.

Otras frases que fomentan un diálogo constructivo

Aunque el truco de “eso es muy interesante” pueda ser muy eficaz, no encaja de forma natural en cualquier discusión. Imagina que tu pareja te reprocha que no has limpiado los platos y le respondes “eso es muy interesante”. Sin duda, no funciona en cualquier contexto. Lo importante, por supuesto, es la idea de base.

En esta misma línea se maneja la investigación de Amanda Ripley, que en su libro High Conflict nos deja algunas frases que pueden conseguir un efecto parecido. Aunque, al igual que con la anterior, no basta con pronunciarla. Hay que acompañarlas de verdadera curiosidad y deseo de aprender del otro. Estas frases son las siguientes.

Me pregunto si… Y tras esta muletilla, añade una pregunta sincera que te ayude a comprender al otro. Volvamos al ejemplo de los platos. Podrías decir, “me pregunto si piensas eso porque estos últimos días no he podido ocuparme de la limpieza como suelo hacerlo”.

Es interesante que digas eso, porque lo veo diferente. Esta frase remarca la diferencia, así que cuidado al usarla. Lo ideal es que tras esta muletilla llegue una pregunta. Por ejemplo, “es interesante que digas eso, porque lo veo diferente. ¿Cómo has llegado a esa conclusión?”.

Puede que me equivoque, pero… En este caso, vamos a usar esta frase para introducir nuestro razonamiento principal en la conversación. Es importante que no simplemente digas la frase, sino que realmente te muestres dispuesta a reconocer que tu percepción puede ser errónea. De lo contrario, lo que parece una actitud abierta y flexible, puede ser percibida como pedante o condescendiente.

Tengo curiosidad, ¿cómo has llegado a esa conclusión? Esta frase puede ser tan eficaz como las demás, pero quizá no es tan “todoterreno” como otras alternativas. Mide bien el momento en el que la vas a usar, o podrías sonar paternalista. Es una buena opción para discusiones sobre temas técnicos o resolución de problemas, como las que se pueden dar en el entorno laboral. En una discusión de pareja, puede llegar a percibirse, incluso, como agresiva, por la frialdad que puede imponer al centrarse en el razonamiento.