Como sugiere su nombre, la primavera (Primula veris), anuncia con su aparición la llegada inminente de esta estación y no hay que confundirla con la onagra o prímula. Crece en claros y orlas forestales algo húmedas, junto a hepáticas y fresas silvestres.
Se trata de una planta hermosa y delicada, de rizoma corto, hojas gruesas, irregularmente dentadas, dispuestas en roseta, y flores en umbelas unilaterales, colgantes, con el cáliz inflado y la corola amarilla.
En Alemania se conocía como Schlüsselblume o flor de la llave, por su similitud con un manojo de llaves, y también como flor de San Pedro, en alusión a quien porta las llaves del cielo.
En Europa central se elaboraba con las flores un licor sedante muy apreciado. Con fines terapéuticos se usan las flores y las hojas, y en mayor medida la raíz y el rizoma, sobre todo como remedio contra la mucosidad y la tos y para la piel.
Las propiedades medicinales de la primavera
La raíz y el rizoma contienen derivados salicílicos, dos glucósidos (primaverina y primulaverina), ácido primulínico y un aceite esencial, mientras que las flores destacan por sus flavonoides y saponósidos triterpénicos. El rizoma, al irse secando, adquiere un aroma y sabor anisados muy notables.
Entre sus propiedades e indicaciones destacan:
- Se considera balsámica, mucolítica y febrífuga, lo que la hace útil en afecciones respiratorias con mucosidad, accesos de tos y décimas de fiebre.
- En general, se indica en resfriados, gripes, bronquitis, traqueítis, ataques de asma, sinusitis y alergias respiratorias por polen o polvo, con rinitis y conjuntivitis.
- Resulta diurética, lo cual la hace útil en caso de edemas, retención de líquidos, infecciones urinarias y reumatismos.
- Combinada con otras plantas depurativas ayuda a eliminar granos, eccemas y otras afecciones de la piel.
- En uso interno, combinada con betónica y mejorana, se recomienda también para aliviar cefaleas o la pesadez de cabeza que acompaña a procesos gripales y catarros.
- En uso externo se emplea para reducir la inflamación y rebajar el dolor en golpes, contusiones, inflamaciones artríticas y neuralgias.
Remedios naturales con primavera
- Tisana expectorante: El rizoma se asocia con llantén mayor, tomillo y malvavisco a partes iguales. Cómo prepararla: Se añade una cucharada sopera de la mezcla por taza de agua, se hierve durante 4 minutos, se deja reposar y se cuela. Se toma caliente dos o tres veces al día.
- Infusión depurativa de la piel: Para eliminar las impurezas de la piel se mezcla la primavera con plantas depurativas que refuerzan su efecto: bardana, zarzaparrilla y pensamiento, a partes iguales. Cómo prepararla: Se hierve esta mezcla en agua durante 2-3 minutos, se deja que repose unos 5 más y se cuela. Se han de tomar tres tazas al día, en ayunas, hasta que desaparezcan los granos, espinillas y otras impurezas de la piel.
- Linimento para contusiones: Para curar erosiones y contusiones, se puede preparar un linimento con rizoma de primavera, romero, hipérico y árnica, a partes iguales. Cómo prepararlo: Se cubren las plantas con aceite de almendras dulces y se dejan reposar en un frasco tres semanas. Se filtra y ya se tiene el linimento a punto para aplicarlo sobre zonas doloridas.
Cómo se toma
En forma de planta seca para infusión y decocción, tintura, extracto líquido, y decocción y linimento para uso externo con compresas o en friegas y lavados.
Precauciones y contraindicaciones
En uso interno deben evitarse las dosis altas, ya que pueden provocar molestias gástricas.
La planta fresca, al recolectarla, también puede producir irritación por contacto.
Jordi Cebrián. Asesora: J Mª Teixé, herborista de «El Manantial de Salud»