Las fresas serán más caras y más difíciles de encontrar en el futuro. Un estudio publicado en la revista Sustainability revela que el aumento de las temperaturas debido al cambio climático podría conllevar problemas a la hora de cultivar fresas, lo que podría provocar pérdidas significativas de rendimiento en los próximos años y precios más altos para los consumidores.
La investigación, realizada por científicos de la Universidad de Waterloo en Canadá, se centró en la producción de fresas en Santa María, una región responsable de una parte sustancial de la industria de la fresa del estado de California. Sus hallazgos dibujan un panorama preocupante sobre cómo el cambio climático, en particular las anomalías en las temperaturas, podrían afectar este lucrativo cultivo.
El problema de las fresas afecta de lleno a España
En España, la producción de fresas se concentra en Andalucía y esencialmente en Huelva. Esta comunidad autónoma produce más de 300.000 toneladas de fresas al año. A Andalucía le siguen Canarias y Catalunya con cantidades mucho más modestas.
Los profesores Fátima Martínez, de la Universidad de Huelva, y Pedro Palencia, de la Universidad de Oviedo, estudiaron cómo afecta la temperatura a la calidad de las fresas y al rendimiento de los cultivos. Concluyeron que el incremento de la temperatura acelera la maduración de la fruta y reduce la productividad de los cultivos.
menos fresas por las olas de calor
La investigación canadiense muestra también cómo el cambio climático puede afectar directamente a alimentos tan populares y apreciados como la fresas. Las anomalías de temperatura, en pocas palabras, son desviaciones de la temperatura promedio en un área determinada. A medida que nuestro planeta continúa calentándose debido al cambio climático, estas anomalías se vuelven más frecuentes e intensas. Para los productores de fresas, esto significa problemas.
El estudio encontró que a medida que aumentan las anomalías de temperatura, también aumenta la probabilidad de pérdida de rendimiento de las fresas. Esto significa que un clima inusualmente cálido podría llevar a que se produzcan menos fresas, lo que podría afectar tanto los medios de vida de los agricultores como el acceso de los consumidores a esta popular fruta.
La producción de fresas podría reducirse hasta un 40%
Los investigadores se plantearon varios escenarios. Utilizando técnicas estadísticas avanzadas, los investigadores cuantificaron la relación entre las anomalías de temperatura y el rendimiento de las fresas. Sus resultados sugieren que con un aumento de la temperatura de tan solo 1,66 ºC podría reducir la producción de fresas hasta en un 40%.
Esta increíble cifra subraya la vulnerabilidad de los sistemas alimentarios incluso ante cambios climáticos pequeños.
Como el cambio climático se está demostrando inevitable, los autores recomiendan a los agricultores que adopten prácticas sostenibles y que se dediquen a las variedades o cultivos que resistan mejor el calor. Podrían, por ejemplo, optimizar el riego para garantizar un suministro adecuado de agua durante las olas de calor y usar plantas de sombra o instalar estructuras para reducir el estrés por calor en los cultivos.