Los automatismos y rutinas que hemos ido adquiriendo tienen un sentido en nuestras vidas. Nos han ayudado dándonos una estructura. Puede que ahora ya no tengan sentido o tengamos la necesidad de cambiarlos. Los hábitos no desaparecen por sí solos, hay que sustituirlos por otros a base de insistencia y perseverancia.
Pequeños cambios resultan en grandes logros. Según el psicólogo y experto en conducta alimentaria Brian Wansink, en su libro Comer sin sentido, bastan pequeños cambios en el modo en que colocamos, distribuimos y servimos la comida para que nuestra alimentación cambie por completo.
La mayoría de nosotros sabemos ya lo que es bueno y lo que es malo, pero fallamos una y otra vez porque no contamos con las estrategias psicológicas adecuadas para no caer en la tentación.
Introducir sencillas variaciones en nuestras rutinas diarias a la hora de comer quizá permita perder peso de forma constante y segura, además de mejorar nuestros hábitos alimenticios hacia unos más saludables.
La manera en que comemos depende mucho del contexto, así que si modificamos este, cambiará nuestra forma de alimentarnos.