Puede que pienses poco o nada en lo que les pasa a los pies. Al fin y al cabo, están tan lejos... Sin embargo, los síntomas que les afectan pueden indicar algunos problemas de salud que conviene atajar a tiempo.

1. PIES FRÍOS

Los pies crónicamente fríos pueden ser un signo clásico de mala circulación, que a menudo es el resultado de un problema mayor como una enfermedad cardíaca, enfermedad arterial periférica o anemia.

Una tiroides poco activa también puede provocar los pies fríos, al igual que el síndrome de Raynaud, un trastorno que hace que las pequeñas arterias de los dedos de las manos y de los pies se contraigan, reduciendo temporalmente el flujo sanguíneo.

Los dedos de los pies pueden volverse blancos y luego azules, en respuesta a la exposición al frío o al estrés emocional. A medida que el flujo sanguíneo vuelve a la normalidad, se enrojecen y palpitan, hormiguean o se hinchan.

Tu médico puede evaluar si hay algún motivo para tu sensación de pies fríos y ofrecer tratamientos basados en el diagnóstico. Si sientes otros síntomas como dolor, entumecimiento o cansancio, es conveniente que visites a tu médico. Así puedes mantener tus pies calientes.

Si tu médico ha descartado que tengas un problema, puedes tomar algunas medidas para reducir la sensación de pies fríos:

  • Ponte calcetines térmicos de lana y calzado adecuado fuera y dentro de casa. Considera la posibilidad de utilizar plantillas térmicas, sobre todo si pasas mucho tiempo al aire libre cuando hace frío. 
  • Toma baños calientes de pies. Esto no solo ayuda a calentarlos, sino que también puede mejorar la circulación sanguínea.
  • Mantente en movimiento. Mueve tus pies regularmente para estimular la circulación sanguínea. Esto puede incluir estiramientos simples o caminar.
  • Mantén una temperatura ambiente adecuada. Asegúrate de que la habitación en la que te encuentras tenga una temperatura adecuada (generalmente por encima de los 19 ºC). Evita la exposición prolongada al frío.

 

2. PIES HINCHADOS

Los tobillos o los pies hinchados suelen ser el resultado de comer demasiada comida salada, tomar ciertos medicamentos o estar de pie durante períodos prolongados.

También es un efecto secundario común del embarazo. Sin embargo, los pies crónicamente hinchados pueden indicar algo más grave, como enfermedad renal, hepática o cardíaca, insuficiencia venosa o trombosis venosa profunda.

Puedes intentar aliviar la hinchazón tumbándote con los pies más elevados que la cabeza, reduciendo el consumo de sal y aumentando el consumo de agua, si no bebías lo suficiente. Si el problema persiste y te sientes cansado, consulta con tu médico.

 

Cómo puedes evitar que los pies se hinchen

Si has descartado con tu médico un problema de salud, puedes tomar algunas medidas sencillas para prevenir y reducir la hinchazón de los pies. 

 

  • Mueve tus pies. Realiza ejercicios suaves como flexionar y extender los tobillos para estimular la circulación.
  • Hazte masajes suaves para estimular el flujo sanguíneo y reducir la retención de líquidos.
  • Aplícate compresas frías para reducir la inflamación.
  • Evita estar de pie durante períodos prolongados. Si trabajas en una posición que requiere estar de pie, intenta tomar descansos y moverte.
  • Considera el uso de medias de compresión, que pueden ayudar a mejorar la circulación y reducir la hinchazón.

3. HORMIGUEO EN LOS PIES

Las sensaciones de ardor, entumecimiento u hormigueo en los pies a menudo sugieren un daño en los nervios periféricos.

La diabetes es una causa común de neuropatía, pero también puede deberse a otras afecciones, como enfermedades renales o hepáticas, trastornos autoinmunes como el síndrome de Sjögren y lupus, hipotiroidismo y tumores.

El abuso de alcohol, la quimioterapia, las lesiones y las deficiencias de vitamina Btambién pueden provocar neuropatía periférica. El médico tiene que identificar y tratar la causa subyacente para mejorar la salud y detener el hormigueo.

4. MAL OLOR DE PIES

Esto puede resultar vergonzoso, pero rara vez es grave. Por lo general, es el resultado de bacterias que producen compuestos de azufre malolientes y prosperan en el entorno cálido y húmedo de tus zapatos.

Para combatir el problema hay que lavarse los pies a diario con agua y jabón, y secárselos bien a continuación. También conviene usar calcetines de algodón u otros materiales que absorban el sudor y dejen que los pies respiren.

También puedes remojar tus pies en té negro frío todos los días hasta que se resuelva el problema; los taninos del té pueden ayudar a reducir la sudoración.

Si se suda mucho, lo que contribuye al problema, puedes tomar menos productos con cafeína o alcochol, que pueden afectar al metabolismo y al mecanismo de la sudoración.

Además, en algunas personas,  la cebolla, el ajo, las comidas picantes y los productos lácteos pueden hacer que el sudor huela mal.