Rica en vitamina C y fibra, y con un notable contenido en minerales como el hierro y el potasio. Así es el rambután, una pequeña fruta con aspecto de erizo, lleno de pelos o espinas flexibles, con un sabor y aroma parecidos al del lichi.

No es muy común en nuestro país, más allá de en tiendas especializadas, pero si alguna vez viajas a sus zonas de origen no dejes de probarlo. Te sorprenderá.

Rambután: origen y características

El rambután es una fruta tropical estrechamente relacionada con los frutos del lichi y el longan originaria del sudeste asiático (en especial de Malasia), donde se cultiva principalmente, aunque también se puede encontrar en zonas tropicales de todo el mundo, incluido América Central, el Caribe, América del Sur o Hawái en Estados Unidos.

Es una fruta de unos 5 centímetros de diámetro y 40 gramos de peso, ovalada o redonda, con una piel de color rojizo (aunque en ocasiones puede ser naranja o amarillo) y cubierta de puntas o pelos ondulados y finos. De hecho, el nombre de la fruta, rambután, viene de la palabra malaya rambut, que significa pelo, en referencia al su exterior peludo.

Su pulpa es de color blanco translúcido y parecida a la del lichi, del mismo modo que los son su delicado sabor dulce, pero ligeramente ácido (parecido también al de la uva), y su perfumado aroma. Es por ello que a menudo se conoce como lichi peludo. En su interior oculta una semilla oblonga de color marrón claro que no es comestible.

El árbol del rambután (Nephelium lappaceum) puede alcanzar los 25 metros de altura (aunque suele medir entre 10 y 20 metros) y su fruto crece en racimos sueltos y colgantes de 10 a 20 frutos. En un principio el rambután es verde, pero va adoptando tonos rojizos a medida que madura.

Rambután: propiedades y beneficios para la salud

La principal característica nutricional del rambután es su elevado contenido en vitamina C, que actúa como antioxidante, combate los radicales libres y fortalece el sistema inmunitario.

Tiene un contenido nada despreciable en hierro, que interviene en la producción de glóbulos rojos (que transportan oxígeno por todo el cuerpo), y en potasio, clave para el buen funcionamiento de músculos y nervios. Asimismo, aporta cobre, indispensable para la absorción de nutrientes y para nuestras defensas.

También es rico en fibra, que favorece al sistema digestivo y ayuda a prevenir el estreñimiento. Además, al ser baja en calorías y tener un alto contenido de agua, es una opción nutritiva ideal para aquellas personas que quieren controlar o perder peso.

Por otro lado, algunos estudios sugieren que los extractos de rambután pueden tener propiedades cardioprotectoras y hepatoprotectoras y podrían ser, por lo tanto, beneficiosos para la salud del corazón y el hígado.

Cómo se come el rambután

El rambután puede comerse en crudo y es especialmente delicioso cuando está maduro. Se sabe por los pinchos que lo recubren: cuando están erguidos, verdes y sin manchas es el momento ideal para tomarlo. Solo tienes que pelarlo, partirlo por la mitad y quitar el hueso central.

También se usa en ensaladas o macedonias combinado con otras frutas o para elaborar helados, mermeladas y confituras, e incluso en la preparación de cócteles sin alcohol.

En España todavía no es habitual encontrarlo en las fruterías, más allá de las especializadas en frutas exóticas o en épocas navideñas. Si lo quieres fresco, suele tenerse que encargar en sitios especializados. Lo que sí es más habitual es encontrarlo enlatado en conserva en tiendas y fruterías de productos del Sudeste asiático.